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Ante los ojos de Gabriel
Contento es la obra de Gabriel Millán Ayala, un joven artista bogotano que invita a un continuo ejercicio sobre la mirada: ¿qué se mira? ¿Cómo se mira? ¿Cómo nos miran? Los ojos son su marca, un patrón que se repite con muchas formas, colores y texturas, pero que en esta obra se concretó en veinticuatro jarrones intervenidos por el artista con más de cuarenta y ocho dibujos. Contento, del latín contentus, significa albergar, lo que contiene. Es la expresión del sentir de Gabriel, su fascinación por la transmisión de dos sentimientos: la felicidad y la alegría.
Gabriel o Gabo, como se reconoce, es un artista trozudo, grande a simple vista. Su presencia se impone en el espacio, pero su cuerpo resguarda la nobleza de sus palabras, de su actitud por afrontar la vida. Su sonrisa es permanente.
Su carrera como artista inició en la Fundación Bellas Artes de Medellín a los quince años. Allí descubrió su pasión por la pintura. Luego de un traslado que hizo con su familia de Medellín a su ciudad natal, Bogotá, quiso seguir su carrera en la Academia de Artes Guerrero. Allí exploró varias técnicas: dibujo, pintura, escultura, cerámica y cuerpo, y se enfrentó al reto de realizar un proyecto de grado que incluyera las mejores obras hechas a lo largo de su carrera, que englobaran su sentir y que, sobre todo, le permitiera encontrar expresión y libertad.
El primer paso fue ir tienda por tienda, supermercado por supermercado, en busca de objetos de diseño que a Gabriel le llamaran la atención y que representaran lo que quería transmitir. Les tomaban fotos y luego consultaban con Stiven Vergara, quien se convertiría en uno de sus tutores del proyecto de grado.
“Fueron a grandes cadenas de supermercados nacionales y a cachivaches buscando este objeto, hasta que dieron con un jarrón en vidrio que les llamó la atención”, cuenta Stiven.
En la Academia hubo una excepción, porque solo permiten un tutor en los trabajos de grado, pero para el trabajo de Gabriel fueron dos: los maestros Stiven Vergara que lo asesoraba en la cerámica y Héctor Iván Valencia, quien lo acompañó en el proceso de pintura, un arte del cual Gabriel no se separa
¡Jarrones! fue la decisión, y no uno, ni dos sino veinticuatro. Cuando sus maestros y su familia se enteraron no lo podían creer. La cerámica jamás había sido su completo agrado. Stiven intervino para proponer que se usara la técnica de Picasso. “Picasso hizo cerámica en su último periodo como artista, solo que él no hacía la cerámica sino que adquirió una alfarería, donde era el artesano el que producía los objetos y Picasso los intervenía”.
Fue así como Myriam, madre de Gabriel, se convirtió en aprendiz de alfarero: “Mientras yo hacía los moldes, y vaciaba los jarrones, Gabriel iba escogiendo los colores, que se realizaron con la técnica de engobe”.
Gabriel, con el maestro Héctor Iván, iba construyendo en bitácoras los conceptos que quería plasmar en cada jarrón.
De su carrera, Gabriel guardada dibujos y obras que habían tenido mucha importancia. Ojos así era una de ellas:
“Ojos así: la mirada del alma. Es mi obra favorita de toda la carrera, fue un acrílico sobre lienzo a la que le puse ese nombre inspirado en una canción de Shakira. Cuando miro ese cuadro, pienso que a través de los ojos se ve el alma de las personas
Flores y mariposas: alegría de volar en colores, son dos cosas que por sus colores y movimientos me alegran el día.
Retratos: ser feliz en el espejo. Durante mi carrera hice muchos tipos de dibujos y pinturas con autorretratos, retratos de personajes imaginarios, conocidos y vírgenes.
Mirando a Miró: inocencia que me lleva a la felicidad. Me encanta las formas y colores que usaba Miró. Sus temas de inocencia y pureza se parecen a mi forma de ser.
Pintando a Picasso: alegría espontánea. Cuando veo cuadros de Picasso siento alegría con las formas cubistas, sus colores sus trazos espontáneos. Yo pinto muchas veces así.
Abstractos: moviéndose entre el color y las formas.
Me gusta pintar con colores, pisar una línea irregular con otra. Mostrar movimiento en mis dibujos . No me gusta hacer formas cuadriculadas”. Explica Gabriel en el trabajo escrito de sustentación sobre Contento.
Adaptaciones
Para que su obra fuera una realidad, Gabriel tuvo realizar una serie de adaptaciones, como cambiar el grosor del papel de las bitácoras e imprimirlas a tamaño gigante, usar espumas y moldes para hacer el esgrafiado conservando su pintura y los jarrones.
Lo anterior, porque Gabriel a lo largo de toda su vida ha necesitado dispositivos y adaptaciones para su movilidad y desarrollo. Mientras unas personas necesitan gafas para ver, Gabriel puede trasladarse gracias a un caminador, mientras otros necesitan de su celular para mirar la hora, los chats y consultar información. Gabriel utiliza los dispositivos para escribir, leer y también para comunicarse.
Gabriel tiene un diagnóstico de parálisis cerebral por nacimiento prematuro. Nació con apenas veintinueve semanas de gestación. Sus pulmones no estaban listos. El inicio de su vida fue muy complicado.
Su parálisis es una hipoxia y ocurre cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro, lo que produjo varias pérdidas de neuronas comprometió su desarrollo motor y cognitivo.
Los expertos decían que no iba a tener la suficiente motricidad o inteligencia para aprender muchas cosas. Pero su familia no se rindió. A los dos años no levantaba cabeza, sufría de osteoporosis, se fracturaba con frecuencia. Aún tiene déficit de atención, hiperactividad y disartria, razón por la que parece hablar con acento extranjero o algo enredado. Nada de esto le impide ser un gran conversador.
Sus padres educaron y criaron a Gabriel con las recomendaciones del reconocido neurocientífico colombiano, Rodolfo Llinás. “Estábamos buscando la cura de la parálisis, una pastilla en forma experimental, cualquier cosa parecida, creíamos que había una cura pero no. En cambio, descubrimos la potencialidad del cerebro, su plasticidad y el don que tiene de generar neuronas a partir de los retos y la resolución de problemas”.
Myriam y Marco decidieron educar a Gabriel en un colegio regular, el Liceo Boston en Bogotá. Con la ayuda de una tutora, completó un nivel de educación básica y llegó hasta el grado noveno.
“Gabriel, por su motricidad fina, no podía escribir. Una persona que no sabe coger un lápiz no puede tener lectoescritura. Y pensamos: pues no podrá coger un lápiz pero puedo coger un computador. Gabriel tenía habilidades en los computadores, tabletas y celulares, toda esta tecnología nació en la época que tocaba porque él no tuvo colores, lápices ni cuadernos, pero si un dispositivo tecnológico para cursar sus estudios desde transición”.
Para sacar provecho de las cualidades de Gabriel, como su buena memoria, las clases estuvieron enfocadas en historia, geografía o religión, y en el colegio le permitieron presentar los exámenes orales.
“Gabriel es el que se tiene que adaptar al mundo, y eso suena muy duro que lo diga una madre, pero es así. Él es el diferente. No esperemos a que todo el mundo funcione en función de él, ese asistencialismo no”, dice Myriam.
En casa, para que el se pueda mover con tranquilidad y ser independiente, se adaptaron barandas y rampas, además de su silla de ruedas, el caminador y el dispositivo tecnológico. Todas estas adecuaciones permiten que pueda bañarse, comer cuando quiera, expresarse y hacerse entender.
“Una de las visiones que tenemos como familia, es que para que la discapacidad no sea un obstáculo hay que tratar las dificultades como se trata la miopía, si no se ve bien, se usa gafas, si es bajito a bajita y quiere verse y sentirse alto a alta, tacones. Estamos usando siempre herramientas, adaptaciones y dispositivos”.
Myriam y Marco consideran que Gabriel es un maestro que les enseña todos los días. “Queremos darle un mensaje a las familias, queremos que pierdan el pánico a tener niños especiales. Trátenlos como tratan a cualquier hijo, poténcienlos como a cualquier hijo, vivan las cosas difíciles como con cualquier hijo. Es un ser humano como cualquier otro, con derechos, deberes, compromisos y responsabilidades. Podemos contarle a la gente el potencial de nuestro hijo, ellos solo necesitan una oportunidad y solo les falta una adaptación o dispositivo igual que los necesitamos los demás. Si quiero que mi hijo florezca, le ayudo con lo que necesite”.
Vida universitaria
Cuando Gabriel llegó a la Academia de Artes Guerrero, hizo parte de un programa académico de artes y talentos especiales que permite que estudiantes con discapacidad cognitiva hagan una carrera profesional y se gradúen como maestros en artes.
La maestra Luisa Guerrero, después de ver el análisis de familia y lo que Gabriel había hecho, dijo que lo aceptaba pero sin tutora. “Al principio nos dio muy duro, pero después aceptamos”. Cuenta Myriam.
A Gabriel se le perdían los colores, botaba la maleta, no tenía idea de la plata de las onces. Un día Myriam le preguntó:
—¿Cómo se siente sin tutora?
—Me siento liberado, respondió—. Voy al baño a la hora que quiero, me como a las onces que yo quiero, hago las cosas que yo quiero.
Se volaba de clase, se quedaba en la cafetería charlando como cualquier universitario. A la hora que quería entraba a clases.s. Lo que quería decir que podía decidir.
“Eso le disparó la madurez y la capacidad de socializar y de ser amiguero”. Cuenta Myriam
Arte
El arte permite expresar emociones y sentimientos, lo que quizás se potencie en la discapacidad, condición que a menudo hace que los niños, niñas y jóvenes se sientan limitados y atrapados en su propio cuerpo. “No pueden hablar al mismo ritmo que piensan, no puede pintar y escribir con la complejidad que quisieran. El arte, les permite expresarse, es una vía de expresión más rica y consecuente con lo que se siente y se expresa”. Dice Myriam
Sin embargo, Myriam asegura que el arte no es para todo el mundo. “Hay que ser hábil en el arte. No importa si se tiene discapacidad. Es una competencia que traen las personas y no simplemente una alternativa de desocupe o de que no sirvieron para otra cosa”.
“La gráfica es parecida a la de los niños. Cuando le enseño a los jóvenes y les pido que dibujen una casa, todos dibujan la misma casa, por eso la labor en la primera infancia es muy importante. Por otro lado, los niños con capacidades especiales no pierden la autenticidad, esa grafía de niño. La destreza y frescura con que hacen los trazos, no se dejen llevar por referentes, el pájaro como la m, el sol con líneas o triángulos, ellos no tienen ese problema, no hay límites”. Afirma Stiven.
Contento
Contento es el inicio de un emprendimiento que busca que Gabriel ejerza su profesión. “No importa que no sea rentable. Gabriel puede que no viva de eso, pero lo que hace lo hace con el sentido de que sea una obra de arte digna de ser expuesta y comprada, al margen de que sea Gabriel con sus capacidades, el que esté detrás de la obra”, aclara Myriam.
Para el maestro Héctor Iván, el gesto pictórico de Gabriel es muy particular. “No hay artistas que logren esto. Cuando uno ve un Miró no hay duda que lo hizo él. Igual pasa con Gabo, hay un gesto pictórico propio que hace que la obra de arte sea muy valiosa”
Gabriel pinta los ojos: pupila cerradas, pupilas abiertas, ojos no son simétricos. Los ojos que pinta, tienen expresiones diferentes. Los ojos que siempre ven, que observan desde distintas miradas o diferentes ángulos.
“Nuestra sociedad requiere despertar al sentimiento, la sensibilidad, la tolerancia y la serenidad de lo mejor del ser humano. La inteligencia no hará la diferencia, para eso están las máquinas. La diferencia la harán personas capaces de sentir su corazón y de despertar los mejores sentimientos a través de una pieza o una obra de arte. Vuela, sé el artista que quieres ser para despertar lo mejor de las personas”. Es el mensaje de sus padres en el proyecto de grado, hoy Contento.
Contento estará exponiéndose del 13 de octubre al 8 de noviembre en la galería de la Academia de Artes Guerrero, CALLE 45 NO. 18 A-25 BOGOTÁ.
Nuestras primeras palabras, mucho más que palabras
Cerramos la actividad de participación de agosto sobre #MisPrimerasPalabras. La familia Maguaré compartió emocionantes historias sobre las primeras palabras de sus niños y niñas. Fue un ejercicio divertido, de nostalgia y de admiración por la imaginación y flexibilidad de percepción de los niños y niñas. Luz Myriam Polo Ballesteros nos contó:
“Isabella aprendió a decir ‘gatum’ de tanto verlo caminar en sus cuatro patas. Cuando pasó un perro señaló y dijo ¡gatum! Pasó el caballo y dijo ¡gatúm! Pasó el cerdo y dijo ¡gatum! Cuando vió al pollito caminar en dos patitas lo miró como pensando ‘que gatum tan raro’”.
También fue un ejercicio de reflexión. Claudia Ávila compartió con nosotros lo siguiente:
“Santiago es no verbal. Antes de su diagnóstico de autismo escuché solo cuatro palabras ‘mamá, papá, agua, tete’… Quisiera escucharlas más pero no han vuelto, ni estas ni ninguna otra… Por ello, papitos aprovechen y escuchen a sus hijos, ustedes pueden escucharlos, ellos hablan. Nosotros escuchamos su silencio, un lenguaje diferente”.
La familia Maguaré compartió muchas historias escritas que, como esta, desafían el mito de que las audiencias digitales solo se fijan en las imágenes y han abandonado la lectura y la escritura.
También compartieron fotografías de cómo se sentaban con sus niños y niñas a dibujar sus primeras palabras. Y, como estamos en plena celebración del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, mientras recordamos nuestras primeras palabras aprendimos que significa “ka’i”, “fjantsmish lentsiyec”, “shinÿak” y otras palabras con las que los niños y niñas indígenas empiezan a nombrar el mundo.
Es inspirador descubrir que las primeras palabras no son solo palabras, alrededor de ellas se viven los vínculos afectivos, los lenguajes expresivos y nuestro patrimonio inmaterial.
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Cinco cortos para hablar con los niños y las niñas sobre discapacidad
La imagen, los programas de televisión, las series y los contenidos audiovisuales, en general, todo el tiempo están permeando de referentes, ideales, formas de ser y de estar en el mundo. Reafirman estereotipos o ponen en disputas las formas en las que las cosas son representadas.
En MaguaRED hemos seleccionado cinco cortos gratuitos y accesibles en la web, que amplían el universo de lo simbólico, de lo que construimos como realidad todos los días. Los contenidos audiovisuales son una herramienta muy potente para entender y tener reflexiones sobre situaciones que exigen igualdad, naturalidad para que cada día vivíamos menos en un mundo sin prejuicios y nos acerquemos a la equidad, la diversidad y la inclusión.
Muchas veces los contenidos informativos, que explican en detalle la discapacidad, producen un efecto adverso: muestra al que se presenta en la pantalla como diferente, como un “otro”.
La selección que presentamos es más cercana a los niños y niñas, incluye metáforas, sueños, súper poderes, y la vida cotidiana con sus gustos, pasiones y sus dificultades.
El cazo de Lorenzo (España, 2011)
Este corto de Eric Montchaud adapta el libro de Isabelle Carrier para transmitirle al espectador una metáfora de la vida. Podría ser la vida de un niño con dificultades que tiene que afrontar muchos obstáculos, Lorenzo tiene que esforzarse el doble y a pesar que lo haga, hay algo que sigue ahí: su cazo.
Además de esto, Lorenzo es un ser sensible, tan tierno que llega a ser molesto. Además de sus cualidades, esta pieza audiovisual va mostrando cómo se pueden superar los obstáculos, el papel de los demás cuando se trata de ayuda, de cuidar.
El cazo de Lorenzo, podría ser un juego de palabras ya que el cazo lo que se conoce como cacerola o cazuela podría ser más el caso, el tema de Lorenzo. Un niño que a los ojos de los demás es distinto pero que se puede desenvolver en la vida, con un poco más de esfuerzo, pero aceptando y promoviendo que lo reconozcan por lo que es: Lorenzo.
Una vez soñé: María José González Gordillo (México, 2013)
Este es un capítulo de la serie Una vez soñé del canal de televisión público mexicano, canal once. En este se recrean los sueños y pesadillas en el lenguaje de los niños y niñas a partir de ilustraciones y animaciones. Gracias a esto, conocemos el sueño de María José González Gordillo de doce años, en su propio lenguaje, que es el lenguaje de señas. A partir de la traducción nos enteramos de la boda de Romeo y Julieta en Michoacán.
Academia de especialistas (España, 2012)
Este corto que involucra información, animación y diversión, recrea algunas habilidades que tienen los niños y niñas de una escuela. Algunos de ellos están en el espectro autista. Allí comprendemos que lo que suele ser visto como manías u obsesiones son, en realidad, una forma de comunicación. Estas “manías” además esconden talentos especiales, como poder contar todos los carros que se atraviesan, súper oído, recoger pelusas y hasta la habilidad de cerrar todas las puertas. Aunque en MaguaRED consideramos que la condición de discapacidad no está relacionado directamente con un talento, este corto evidencia uno de las cualidades de los niños con esta capacidad y es la de ordenar el caos cotidiano y de necesitar un orden lógico en sus actividades diarias. El autismo como bien señala Academia de especialistas, no es una enfermedad sino una forma de desarrollo distinta, y la forma de hacer visible esto,es proponiéndole a las personas que los rodean y los cuidan, que escuchen, intenten comprender y hacer que todos los niños y niñas se sientan queridos.
Emoticones: La Felicidad de Karen (Colombia, 2017)
Este corto que obtuvo el first runner up, en la categoría no ficción para menores de seis años en Festival comKids – Prix Jeunesse Iberoamericano 2019, aborda el tema de la felicidad, la felicidad de Karen. Esta puede significar distintas cosas. Pero para ella lo que más le puede significar emoción y felicidad es la posibilidad de subirse en los juegos mecánicos.
Karen pregunta: “¿cuándo están felices?” Ella comparte su felicidad con su familia y es muuuy feliz subiendo, bajando, rotando y sintiendo el viento, el agua y sobre todo el sonido que incluso, busca cuando juega, aplaude y chasquea con sus manos.
https://www.rtvcplay.co/ninos/emoticones/felicidad-karen
Serie Pichintún: Camilo, un niño ciego (Chile, 2018)
Por último: el ganador en la categoría no ficción para menores de seis años en Festival comKids – Prix Jeunesse Iberoamericano 2019 Pichintún; una serie de docuanimación del canal CNTV Infantil chileno, que rescata las historias cotidianas de niños y niñas, en sus propias voces y con sus propios estilos de vida. Gracias a esta serie nos acercamos a la vida de los niños y niñas chilenos, quienes comparten como en este caso, sus gustos, pasiones, alegrías y dificultades. Camilo es niño que vive con su mamá, papá, hermana y con su perro. Camilo describe con precisión cómo lucen, lo que hacen y a qué huelen. A través de esta animación-documental, conocemos cómo es su vida en la escuela, sus amigas, los libros que le gustan, y sus deportes favoritos, como el goalball y la bicicleta. Además practica el acordeón y disfruta mucho de sus paseos por la feria, tanto que de vez e cuando se anima a la venta de productos como frutas o verduras.
¿Un mundo para quién? Niños, niñas y diversidad funcional
En 2007 la activista autista, Amanda Baggs (California, 1980), publicó en internet En mi lenguaje, un video de su exclusiva autoría que, a la fecha, sigue dejando atónitos a los expertos clínicos en el autismo, pero que también se ha convertido en uno de los manifiestos del movimiento de la neurodiversidad. ¿Cuál es la declaración que hace tan extraordinario el video de Baggs?
La psicopatología autista irrumpió en el escenario de la psiquiatría metropolitana durante la década de los cuarenta, en el siglo XX, acuñada por dos psiquiatras infantiles (Hans Asperger y Leo Krannes). A la fecha, tal clasificación médica sigue teniendo casi las mismas características que entonces. Las características de la persona diagnosticada son, en mayor o menor medida, el rechazo o ausencia de la capacidad lingüística, los movimientos de autoestimulación rítmicos y repetitivos, y un trastorno comunicativo que le impide hacer contacto visual. En general, se considera que la persona con autismo es solitaria, aislada y no emocional.
El autismo se zanja, desde esta lógica, como una discapacidad cognitiva, social e incluso económica, pues la persona diagnosticada, al no interactuar en los códigos comunicativos hegemónicos, no podrá hacer una vida independiente.
Amanda Baggs fue diagnosticada como autista de funcionalidad baja a muy temprana edad. Gran parte de su vida ha transcurrido en instituciones de reclusión. En el video la vemos “solitaria, aislada y no emocional”, haciendo lo que parece ser su vida cotidiana; una vida supuestamente no comunicativa. Pero, de repente, a través de un computador que interpreta algo así como su voz, Amanda se comunica plenamente en el lenguaje semiótico-cognitivo considerado “normal” para traducirnos su lenguaje.
Amanda rompe nuestros sentidos comunes sobre la discapacidad, el capacitismo, la medicina y las representaciones sociales del autismo. No nos abre los ojos a un espectáculo de circo, sino que nos revela la complejidad de su mente y la irreductibilidad de su experiencia vital a un mero diagnóstico. Amanda Baggs nos propone, y le propone a la medicina, que su visión del mundo sea reconocida como verdadera y como sana. La suya es una declaración:
“sobre la existencia y el valor de muchos tipos diferentes de pensamiento e interacción en un mundo donde la cercanía a estos determina si eres visto como una persona, como un adulto, o como una persona independiente; en un mundo donde esto determina si tienes algunos derechos; en un mundo donde formas de pensar demasiado inusuales ni siquiera son consideradas pensamiento”.
En MaguaRED hemos decidido dedicar el mes de septiembre a la diversidad funcional –física, cognitiva, sensorial, social y múltiple– y a la primera infancia desde la perspectiva que propone Amanda Baggs. Antes que prescribir, queremos aprender. Reconocemos las problemáticas representaciones sociales y clasificaciones médicas, y planteamos un debate que ponga el tema sobre la mesa. Tenemos la ilusión de contribuir a que los tabúes y el estigma relacionado con la diversidad funcional y la discapacidad disminuyan. Durante el mes queremos:
debatir sobre las diferencias entre enfermedad y discapacidad;
conocer los enfoques internacionales, nacionales y locales de la salud y el derecho, y sus entrecruzamientos;
amplificar la voz de los movimientos sociales;
visibilizar experiencias de mamás, profesoras, cuidadoras y madres comunitarias, y de quienes hacen el correspondiente trabajo del cuidado;
hablar de terapias, de enfoques terapéuticos, de espacios adecuados, y del derecho a la ciudad y al espacio público;
escuchar la voz de los expertos.
Pero, sobre todas las cosas, queremos conocer a quienes viven con algún tipo de diversidad funcional para que nos cuenten, en sus lenguajes, cómo fue su infancia, cómo ha sido su vida y qué tipo de representación sobre sus cuerpos y sus luchas podemos aspirar a construir.
Invitamos a nuestra comunidad a que siga las actividades del mes y los contenidos sobre el tema en Facebook y Twitter, y a que nos dejen sus inquietudes y aportes sobre la diversidad funcional y la primera infancia con la etiqueta #EsteEsMiLenguaje.
En Casanare los niños le cantan a un torito cimarrón
En Cimarrón zancarrón, primer álbum infantil colombiano de música llanera, se condensa la creatividad, la imaginación y el tesón de Daniel Cristancho, el compositor e intérprete que le ha dado la vida. El álbum, interpretado por el Coro Infantil Casanare Bonito, rinde homenaje a los mundos naturales y culturales que lo enmarcan, y con cantos e instrumentos va recreando los recuerdos de la infancia del propio Daniel.
Crecer a orillas del río Cusiana
Daniel Cristancho nació en 1964 en Maní, Casanare, en una casa a orillas del río Cusiana. Cuando habla de su infancia, sus palabras van dibujando vívidos cuadros sobre la felicidad, la inocencia, la abundancia y la libertad de crecer en el campo:
“Mi infancia fue muy campesina, me daban toda la libertad del mundo. Al lado de la escuela pasaba el Cusiana, inmenso, y a la hora del recreo nos quitábamos el pantaloncito y todos los niños nos tirábamos al río, aprendíamos a nadar así y salíamos chorriando agua. Disfrutábamos la vida. Pescábamos en el río, nos estábamos por allá tres o cuatro horas, y se cogía fácil el bagre, de unas seis libras, pescado de un garrotazo. Andábamos descalzos. Para ir a la escuela sí nos poníamos cotizas, unas alpargatas o abarcas, pero esas cosas fastidiaban mucho los pies”.
El gusto por la música viene de la casa. El padre tocaba el requinto, el tiple y la guitarra, y la madre, cuenta Daniel, cantó hasta el día de su muerte, a los 94 años. Con ella aprendió a entonar los boleros, las rancheras y los tangos que sintonizaban en Radio Lara. Sus primeras tarimas las encontró en la escuela. Rememora con orgullo como vencía los nervios y el temblor en el cuerpo para cantar valientemente frente a todos a ritmo de bambucos, pasillos y torbellinos. Sobre la música llanera explica que desde pequeño la fue encontrando en todo lo que lo rodeaba: en los chasquidos de la pesca, en el chocar de las piedras, en la lluvia que caía, en el fulgor de la leña, en el rumor del ganado, en el toro coleado, en los chirridos del ordeño.
Pero hay un recuerdo definitivo. Desde que tenía siete años, cada vez que se enteraba que Don Antonio Barrero, poseedor de cinco mil cabezas de ganado, iba a visitar al pueblo, salía corriendo hacia la cantina de Doña Filomena para presenciar el duelo entre Florentino y el diablo. La interpretación recreaba la leyenda en la que, llano adentro, dos hombres se enfrentaban a un duelo de coplas sin otra arma que el canto y las maracas. Durante casi una hora de contrapunteo los contendientes hacían uso de sus habilidades como poetas y como improvisadores. El retador era el diablo, el mal, y quien aceptaba el reto era Florentino, el bien. Maracas, cuatro, arpa y el inigualable canto llanero constituyen el acervo musical de Daniel Cristancho, y de su mano la esencia de Florentino y el diablo ha llegado a la música infantil.
Cantarle al Llano
El río Cusiana cambia de color según la hora del día. Los niños juegan en sus aguas, como en su momento jugó Daniel con sus once hermanos. Esta zona del piedemonte llanero ha visto nacer y crecer a grandes cantadores e intérpretes de bandola, y sus habitantes se sienten responsables de honrar esa reputación. Daniel no solo ha dedicado su vida a tal cosa, sino que ha renovado la tradición de enaltecer los ríos, las garzas y las coteras haciendo que su música pueda ser disfrutada desde muy temprana edad por todos los colombianos.
Daniel hace música para niños. Cuenta que siempre que lo invitaban a ser jurado de nuevos talentos en festivales y fiestas folclóricas, veía que los niños concursantes cantaban música de adultos, con letras desconectadas de los intereses o las temáticas que son importantes para ellos.
“Los géneros musicales tradicionales deben ser escuchados por todos los niños, así conocen su país. ¡Y aún mejor que aprendan a cantarlos! Me surge la inquietud viendo a mis sobrinos, por ejemplo, que ellos ven canales como Discovery y allí les muestran elefantes, tigres… y yo voy y les muestro un picure, un oso palmero, un cajuche… Hay profesores que ni siquiera saben cuáles son los animales de nuestro medio. Entonces estamos haciendo una cartilla ilustrada que acompañe nuestra música para que niños y docentes conozcan sobre los animales: cómo viven, su habitat y cómo protegerlos”.
Sobre el proceso creativo explica:
“Hacer un pasaje es relativamente fácil, pero con la música infantil, ¿dónde está la veta? Al principio la musa se me perdía, así que me acordaba de mi infancia, de correr a la playa del río Cusiana y hacer fogatas en la noche. Trataba de ser niño otra vez y una noche cualquiera, empecé a tararear y salió Cimarrón zancarrón, y fui corriendo a buscar la grabadora para grabar esa estrofa”.
Cimarrón zancarrón
En 2007 Daniel decidió a hacer un álbum de música tradicional con niños y para niños. Una vez escribió las letras emprendió la difícil tarea de buscar recursos con la gobernación y la alcaldía. Después convocó a niños del campo y del casco urbano y consiguió que más de treinta cantaran en la casa de la cultura de Maní. Como confiaba en que habría más talentos por ahí escondidos, se fue de colegio en colegio buscando voces de oro para que cantaran canciones como Versos a guacharaquita y Llueve y llueve y va lloviendo.
“Del grupo grande escogí unos 18 niños pero algunos desertaron por distintas razones y nos quedamos con nueve. Un día fui a buscar a uno de los niños para el ensayo, pero la noche anterior la familia había tenido que salir huyendo del pueblo por el conflicto social”.
Durante ocho meses Daniel y los niños, con la ayuda de varios músicos de la región, se prepararon para interpretar las nueve canciones del álbum. Los niños llegaban de distintos barrios y uno venía de una vereda cercana. Ensayaban tres horas a la semana, incluso cuando tenían dificultades con la alcaldía para conseguir refrigerios y espacios de ensayo. Así nació el Coro Infantil Casanare Bonito.
A finales del año el coro estaba listo para grabar. Daniel se rebuscó con Carlos Rojas, del Grupo Cimarrón, que estuvo nominado a un Grammy en el 2004, ayudas para adecuar un espacio y montar el estudio de grabación. En un cuarto a la salida del pueblo, tapizado de cobijas para amortiguar el sonido, se montaron micrófonos, consolas de audio y equipos de grabación. Bañados en sudor, a una temperatura promedio de 30 ºC, músicos y niños grabaron las melodías de su región.
“A los mismos de la casa de la cultura les parecía que la música para niños era una cosa ridícula y los niños se sentían mal. Un día Elda Flórez, una cantadora de Maní, que compone muy bien la música llanera y que reivindica el valor de la mujer, estaba en el pueblo, y ella es muy famosa y la respetan. Estaba yo con los niños y los músicos, cuando llegó ella. Los niños le presentaron una de las canciones y Elda quedó sorprendida y los felicitó. A partir de ahí los niños y los músicos tomaron otra actitud y se sintió el alivio. El que más se rió de nosotros hoy es un gran seguidor y admirador”.
#EstrenoMaguaré Cimarrón Zancarrón de Daniel Cristancho
Estamos de #EstrenoMaguaré celebrando los llanos orientales de nuestro hermoso país con las canciones de Cimarrón Zancarrón y Daniel Cristancho, autor de estas preciosas melodías nos invita a disfrutarlas. ¡Descubran también en nuestro #Youtube estas canciones interpretadas por los niños del municipio de Maní en el Casanare que le cantan a los morichales, a los gabanes y a los amaneceres en el Río Cusiana!Aquí todas las canciones: https://www.youtube.com/playlist?list=PLRdCllxNjSVZfpPU3GXzSYibJQbbVf0KX
Posted by Maguared y Maguaré on Tuesday, September 3, 2019
Vaqueros, morichales, agua y niños en Maguaré
Arma-DJ, uno de los personajes de Maguaré en La Ceiba, está inspirado en los niños llaneros que juegan a la orilla del río y que crecen en medio de los elementos sonoros que hacen de esta región cuna de cantantes y músicos. Arma-DJ está muy feliz de compartir con los niños, sus familias y profesores esta colección de nueve canciones con ritmos como el joropo y el pasaje; y con golpes del folclor llanero como pajarillos, gavan, merecure, zumba que zumba, guacharaca y quirpa.
Llueve y llueve y va lloviendo
Como es habitual, Saimiri le propuso a Daniel Cristancho un juego de palabras. Nuestro monito ardilla decía una palabra y Daniel debía decir otra de manera automática, sin pensar. Este fue el divertido resultado.
Cantar: feliz
Niños: jovial
Morichal: encantador
Caballo: ruidoso
Música: silencios