Texto: Adolfo Córdova Ortiz
Publicado en: Linternas y bosques
Uy, qué animalitos tan tiernos. Qué lindo el papel. ¡Cuántos colores! Qué hermosas ilustraciones. ¿Tiene sonido? ¿A ver…? ¡Muuuu! ¿Se desarma? ¡Qué suave textura! ¿Es libro o muñeco de peluche? ¿Brilla en la oscuridad?
¡Qué comiencen los fuegos artificiales! Vamos a hacer libros para bebés.
Hace unas semanas, cuando hablé de El bebé que fuimos, el especialista Evelio Cabrejo destacaba la importancia de leerle a los bebés. No solo por lo que detona y alivia en ellos, también porque al hacerlo le leemos al bebé que fuimos y despertamos ese primer instinto de supervivencia y entrada al mundo que compartimos todos.
Pero, ¿qué leerles?
¡Cualquier cosa! Total, son bebés. ¿Ellos qué saben si un libro es bueno? Basta que se pueda morder.
Sí, en parte es cierto. Compartir el momento de lectura es lo que primero interesa a bebés y niños. No importa si es una revista de espectáculos o Tener un patito es útil de Isol. Quieren lectura porque quieren contacto amoroso. Y para explorar el objeto libro, cualquier propuesta que puedan sostener y aventar, mirar y abrazar, satisfará su deseo.
Pero desde un punto de vista simbólico, formativo y de la calidad y trascendencia de la experiencia, elegir un buen libro es el principio del gesto amoroso y hace diferencias, no solo para el bebé, otra vez, también para el adulto que le lee.
“Los buenos libros (para bebés) detonan una serie de interacciones, miradas compartidas, juegos que son sumamente importantes para el devenir de la capacidad lectora y para la riqueza de los vínculos en sí mismos”, dice la experta en el tema María Emilia López.
Los libros para bebés no deberían valorarse, entonces, en función de qué tantas texturas, colores y caritas tiernas despliegan. Muchas veces estos recursos son una pirotecnia fácil que busca atraer a los padres y corresponder con la imagen convenida y acaramelada de la primera infancia. Pero, ¿al bebé le importa una jirafita boba con babero y sonaja?
Importa, dijimos, la experiencia compartida y hay libros que, más allá de la pirotecnia o prescindiendo de ella, respetan la inteligencia del bebé, proponen historias desde el humor, cuentan y construyen, estimulan, invitan a empezar un juego. Y la prueba de fuego: le gustan y sorprenden al adulto también.
Hacer libros para bebés no es hacer libros facilitos.
Martha Cecilia Londoño Arango says
Saludos—feliz de registrarme e iniciar mi presentación en ésta red: porque leer es mi cuento: mi proyecto de vida, porque ser abuela me ha abierto un universo posible de dimensiones aún inexploradas pero enormes—aquí estoy: emocionada y comprometida- desde el sol mas alegre de colombia: cartago: bienvenidos a mi cotidianidad, mi nieta se llama sofía.
Gestora Comunidades MaguaRED says
¡Martha Cecilia! Qué emoción nos produce tu mensaje; qué lindo, qué amoroso. Muchas gracias por compartir con nosotros la alegría de ser abuela y por unirte a esta comunidad. Seguro habrá mucha información útil para ti y mucha que puedas compartir. ¿Te gustaría contarnos alguna de tus experiencias como abuela? Piénsalo y cuéntanos en maguaRED@gmail.com, nos encantaría leerte 🙂