Marco conceptual del modelo pedagógico de Cuerpo Sonoro y de la Pedagogía de la Sensibilidad ®
Cuerpo Sonoro es un diplomado del Ministerio de Cultura que busca formar a los agentes educativos y culturales relacionados con la primera infancia para que desarrollen estrategias pedagógicas centradas en los niños y en la exploración y disfrute de experiencias artísticas y estéticas descubiertas desde los sentidos. En ese sentido, la propuesta pedagógica genera vaivenes que, en suma, pueden configurar un gran tejido de cintas –las cintas de Moebius–; en otras palabras, los logros, alcances y experiencias con los niños, según Cuerpo Sonoro, van más allá de lo que logremos visualizar, recoger y analizar.
La pedagogía de la sensibilidad de Cuerpo Sonoro va y viene entre los formadoras y los artistas formadores. Más allá de la estructura de formación que se traduce en siete intensos días de formación y de los acompañamientos presenciales y virtuales, los formadores y los artistas formadores entrecruzan sus experiencias, sentires y percepciones para traducirlas en asombros, inquietudes y obsesiones que se manifiestan en emociones.
Los artistas formadores se apropian a su manera, en sus condiciones y momentos, de la pedagogía de la sensibilidad y generan condiciones, espacios, tiempos para que los agentes educativos y culturales la conozcan y la reconozcan a su manera, en sus condiciones y momentos. Los agentes manifiestan o subliman sus propias percepciones, inquietudes, prácticas y expectativas con respecto a los niños, sus prácticas pedagógicas, sus historias y territorios.
La relación que tejen los agentes educativos con los niños y las niñas va más allá de las visiones y panoramas establecidos. Una sola transformación de la percepción imaginaria o práctica de cada agente educativo se traduce en una condición distinta y positiva que reconoce a los niños y las niñas como sujetos: que el niño accede a la cultura a través del juego, que éste se goza de manera creativa, que el territorio se explora desde miradas más sensibles y que el espacio, cualquiera que sea, se transforma en el escenario de la imaginación.
Los niños y niñas que son tocados sensiblemente desde una pedagogía que los asume como sujetos de derechos se relacionan con sus entornos, espacios, familias, vecinos y amigos de formas espontáneas y auténticas. Ellos transforman las relaciones en su hogar, encuentran momentos y espacios para el juego individual y colectivo donde antes había solo objetos. Los niños se convierten en protagonistas de su vida cotidiana, trascendiendo un destino que los condena a resignarse solo con la experiencia que llega de afuera.
“Los procesos creadores se advierten ya con toda su intensidad desde la más temprana infancia”, decía L.S. Vigotsky.
En la pedagogía de la sensibilidad hay momentos distintos y en cada uno hay un nuevo centro. Es un acto de fe que se ejerce desde la incertidumbre. El regreso de cada cinta –el ir y venir– sucede de manera espontánea dependiendo de los ritmos y momentos de cada proceso.
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