Mary Grueso Romero, poeta afrocolombiana, nos enseña un ronda del Pacífico que habla de la tradición de tomar chocolate en su natal Guapí (Cauca): «El chocolate para nosotros ha sido parte de nuestra alimentación. El chocolate se cosechaba, se escogía, se partía, se ponía al sol y se molía en piedra porque no había molinos. Si usted quería el chocolate dulce se hacía una sola miel de panela y se le iba echando. Nosotros lo hacíamos con leche espesa de coco y lo batíamos con un molinillo que se sacaba de las ramas de un árbol. Para tomarnos el chocolate le echábamos queso para que se derritiera».
Caleidoscopio de Sueños, el cine en la vida de los niños
Este video se realizó con las niñas, niños y profesores del Preescolar ambiental artístico Semillas en Bogotá, Colombia, en el año 2013.
La verdadera magia del cine está en su capacidad de transportar al espectador a otras realidades, de sacarlo de su punto de vista y ponerlo en el de otra persona, de despertar emociones incluso desconocidas. Allí radica su poder de cambio. En palabras de Stephanie Rückoldt, fundadora de Caleidoscopio de sueños: “El cine tiene la capacidad de tocar el sentir y en el sentir están las grandes transformaciones. A veces uno sale de una película con muchas preguntas para el mundo o siente que quiere hacer algo, ahí ya uno cambió y ya no ve algunas situaciones de la misma manera porque ya ha vivido la alegría o la tristeza y eso transforma”.
Stephanie llegó hace once años a Colombia con el sueño de acercar el cine a los niños a través de vivencias que les permitieran expresarse, crear y convivir. De allí nace Caleidoscopio de sueños, una organización artística y cultural que realiza talleres, muestras itinerantes de cine infantil y el Festival Internacional Cine Arte para niños y niñas en Bogotá. En 2015 materializarán un nuevo proyecto llamado Exploradores del Arcoiris, ganador de beca en la Convocatoria Nacional de Estímulos del Ministerio de Cultura.
La propuesta de esta organización se basa en que todos los niños son iguales y por ende, no deben ser separados por el color de la piel, la religión, el lugar en el que viven o el colegio al que asisten. Así mismo, consideran que el lenguaje audiovisual ofrece una gran oportunidad para hacer dinámicas positivas con los niños. “Durante el tiempo que los niños ven una película o un cortometraje eso se vuelve su realidad, su sentir; la película de la vida es la película que están viendo y eso los puede nutrir, es un alimento para el alma, para el espíritu, para el ser como niño, para formar como individuo y miembro de una comunidad. Pero también es algo que puede enfermar y hacer mucho daño”, expresa Stephanie Rückoldt.
Esta filosofía les ha permitido llevar la experiencia audiovisual a diferentes barrios, jardines infantiles del ICBF, colegios privados, hospitales e incluso a otros países como Bolivia. A propósito, Stephanie cuenta: “Tenemos un espacio mensual que se llama Caleidoscopio conectando corazones, en el que vamos a visitar niños en condición de vulnerabilidad. Alguien nos cuenta que ellos existen, nos dice dónde están y nosotros los visitamos. A veces también nosotros buscamos una población específica, por ejemplo ahora queremos buscar a los niños que están en el jardín de la cárcel”.
“Detrás de esas actividades hay un largo camino de búsqueda de qué contenidos pueden nutrir a la infancia, de cómo podemos también poner al servicio nuestros conocimientos como profesionales y hacerlos llegar a niños que han tenido muchas dificultades. Así también promovemos una sociedad sin exclusión y eso es lo que nos hace felices: ser parte y poder entre todos buscar cosas que nos hacen pensar, reflexionar, aprender, cambiar”, comenta Stephanie a propósito de la selección de las obras audiovisuales que utilizan en sus talleres.
Para la artista alemana creadora de este proyecto, cada taller tiene la característica de ser único puesto que se construye con las necesidades, preguntas y percepciones de los niños que participan. Sin embargo, es enfática cuando dice que “lo más importante es la convivencia, no puede ser más importante el audiovisual que la convivencia”. De cada encuentro que realizan queda lo que ellos llaman una “huella audiovisual” realizada con los participantes.
Este video fue realizado en un taller con niños con cáncer en el Hospital la Misericordia en alianza con la Fundación Caleidoscopio de Sueños y la Fundación Sanar, Bogotá 2009.
El proyecto Exploradores del Arcoiris en Usme
Se termina el capítulo y un personaje que estaba en una serie de televisión en la pantalla aparece como un títere, una melodía que estaba en el video es interpretada en vivo y el instrumento musical del que hablaban los personajes está allí para conocerlo y tocarlo. Ese es el juego que propone este proyecto ganador en la categoría Becas para formación de públicos con contenidos infantiles, de la Convocatoria Nacional de Estímulos del Ministerio de Cultura 2015.
“Músicos, actores, pedagogos de teatro y artistas plásticos y visuales trabajan en este proyecto. La idea es que el audiovisual no sea algo ajeno para los niños, que puedan jugar, que vean que lo pueden tocar, sentir, que el cine se vuelva parte de la vida de ellos porque a veces se vuelve de butaco”, afirma Stephanie.
Así vivieron los niños esta experiencia:
8º Festival Internacional Cine Arte para niños y niñas. Nuestro amigos los animales
Del 29 de noviembre al 5 de diciembre se realizó en el Museo Nacional de Colombia, la Cinemateca Distrital y otros espacios culturales de Bogotá, el 8° Festival Internacional Cine Arte para niños y niñas dirigido a público infantil y juvenil entre los 4 y los 17 años.
Animaciones, documentales, historias de ficción, audiovisuales en técnicas mixtas, videos musicales, cuentos o poemas audiovisuales hicieron parte del repertorio de este acontecimiento audiovisual: “Hay un enfoque en que los contenidos sean aptos para niños, que les puedan servir para algo, no sean vacíos, tengan un mensaje coherente tanto en la imagen como en el sonido. Que no haya ningún acto de violencia, que tengan un lenguaje que los niños puedan entender y que sean temas que competen a su edad”, recomienda Stephanie.
¿Cómo hacer animación para niños?
La animación es el proceso digital o análogo que se aplica en dibujos, recortes o imágenes para generar la sensación de movimiento. En este artículo, con la ayuda de Mi Señal, te enseñaremos unos videos que ilustran tres de las técnicas más utilizadas para producir animaciones. Estas técnicas pueden ser aprovechadas para realizar actividades divertidas con los niños, en particular la primera de ellas que solo requiere papel, lápiz e imaginación.
1. Flipbook
El flipbook es un grupo de dibujos que, en un cuaderno, hojas o una libreta, pueden convertirse en una animación.
En español se conoce como folioscopio. En general, cuando uno quiere hablar de este objeto utiliza las manos y hace la mímica del paso de las hojas, porque un folioscopio es exactamente eso: una especie de librito en el que, cuando se pasan los “folios” con cierta rapidez, pareciera que las figuras se mueven, pues la sucesión de imágenes es la que da la sensación de estar viendo una película en miniatura. El flipbook da una ilusión de movimiento creada a partir de ese pasar rápido de páginas.
Lo interesante del flipbook es que no necesita de grandes producciones ni materiales, solo papel, lápiz y dedo. Práctico, manual. En esta técnica el espectador cumple una función: si no mueve su dedo, no hay película (o libro). Para adelante, para atrás, sin indicaciones, sin prisa o con mucha, se “hace la película”.
2. Cut Out
El cut out es un conjunto de fotos de imágenes o dibujos recortados, que cuando las reúnes y las pasas rápidamente, pueden convertirse en una animación.
Esta técnica consiste en crear personajes con papel, cartulina, tela, fotografías o cualquier otro material plano recortado y situado sobre un fondo sobre el que se moverán fotograma a fotograma. Resulta relativamente sencillo, por lo cual, fue la técnica que se usó en los primeros largometrajes de animación de la historia.
Más información en animacionartesanal.blogspot.com
3. Stop Motion
El Stop Motion es un conjunto de fotos de objetos en diferentes posiciones que, cuando las reúnes y las pasas rápidamente, pueden convertirse en una animación.
Stop Motion, también conocido como Stop Frame, Frame by Frame o Fotograma a Fotograma, es una técnica de animación que consiste en ir manipulando un objeto físico fotografía a fotografía, de manera que al proyectar la película entera el objeto parece moverse por sí solo. Se acostumbra a hablar de Stop Motion para referirse a la animación con muñecos de plastilina, pero en realidad esa técnica de animación es un derivado muy concreto de Stop Motion conocido como Clay Animation (en su origen se hacía con arcilla).
Más información en animacionartesanaltecnicas.blogspot.com
Taller de plastilina recreando los personajes de Rin Rin Renacuajo
Compartido por: Marina Esther Mejía Villalba
Todos los sábados trabajamos en el club de lectura de la Institución Educativa Técnica Agropecuaria de Palmar de Varela (Atlántico). En uno de los talleres recreamos los personajes de los cuentos a través de las esculturas en plastilina. Nos divertimos mucho e invitamos a todos los niños a que manifiesten su creatividad.
Recuerda que tú también puedes compartir con nosotros las fotografías o videos de tus actividades. Hazlo a través del formulario de contacto o del correo magua.red@gmail.com
¿Cómo hacer un tutorial en video?
Seguramente has pensado alguna vez en compartir a través de un video algún conocimiento que pueda beneficiar a la primera infancia. Por eso tenemos estos consejos para darte antes de que te pongas manos a la obra:
1. Lo primero es la planeación. Anota todo sobre la idea a desarrollar, piensa en el material que necesitas y todo lo que debas tener en cuenta, incluyendo aspectos técnicos como el equipo con el que grabarás, el espacio, la luz, etc. No olvides diseñar además una estructura narrativa para tu video; esto te facilitará la edición o te permitirá hacerlo más rápido si pretendes un plano secuencia. Si no planeas, es probable que tu narración no tenga sentido o el video en general no quede como lo imaginaste.
2. Procura ser muy específico pero sobre todo, claro. Cuando se trata de un tutorial no nos podemos dar el lujo de dejar detalles por fuera o correremos el riesgo de que no se entienda.
3. No te extiendas más de 3 minutos; a menos que tu tutorial lo exija por la cantidad de pasos y detalles que consideras imprescindibles para transmitir el conocimiento. Sin embargo, debes contemplar que en Internet la gente se aburre muy rápido y si no se desarrolla con fluidez es posible que no terminen de ver tu video.
4. Recuerda que la luz es muy importante. Si no tienes un paquete adecuado de lámparas siempre te beneficiará la luz del sol, preferiblemente entre las 10:00 y las 11:00 am. El ángulo de la cámara es también vital porque se refiere a la perspectiva desde la cual tus espectadores podrán ver lo que estás enseñando; no necesitarás, por ejemplo, el mismo ángulo para mostrar cómo se ensarta un hilo en una aguja que para mostrar cómo picas un vegetal. Detalles de estos aspectos técnicos sobre la captura puedes encontrarlos en nuestro tutorial anterior sobre fotografía.
5. Usa la cámara que te quede más cómoda. Puedes grabar con tu celular sin problema pero sácale todo el provecho para tener la máxima calidad posible. Sobre todo cuida mucho la luz.
6. Esto NO LO PUEDES OLVIDAR: Usa tu cámara en posición horizontal para que podamos abarcar más espacio de la imagen y ver un lindo tutorial; ¿has notado cómo los reproductores rellenan los videos grabados de forma vertical con dos franjas negras a los lados? No nos sirven para nada esas franjas.
7. Para el audio debes tener en cuenta dos cosas: evitar espacios con ruido y hacer una prueba de sonido antes de grabar la versión final de tu tutorial, de manera que puedas darte cuenta a tiempo si es necesario subir la voz o tomar otra medida que solucione algún problema detectado.
8. Si quieres usar música, adelante. Pero recuerda ponerla en el volumen y los momentos adecuados de manera que no interfiera con el resto de detalles que debemos oír para entender lo que quieres decirnos o enseñarnos.
9. No olvides que subiremos tu videotutorial a YouTube y esta red sanciona el material que contiene música registrada por sus artistas. Debes tener los derechos sobre la música que utilices u optar por música libre que puedes encontrar en http://creativecommons.org/music-communities y otros sitios. Si quieres más información sobre el tema, te recomendamos este artículo con 5 portales de música libre para usar en videos, podcasts, eventos y más.
10. Puedes editar tu video (usando incluso los básicos que trae el computador como Movie Maker y iMovie; u otros en línea como el de YouTube: https://www.youtube.com/editor). Puedes hacerlo en una sola toma, pero prepararlo todo muy bien para que quede corto, sin baches y fácil de comprender.
11. Los formatos más adecuados para el envío y publicación de videos son .mov, wmv, mp4, avi, y flv. Algunos celulares tienen formatos especiales que luego son difíciles de leer en otros dispositivos, así que lo ideal es convertir esos videos (puedes usar http://www.elconvertidor.com/ u otros), pero si no sabes cómo hacerlo puedes enviarnos tu video tal cual lo tienes y nosotros haremos lo posible por cambiarle el formato para publicarlo.
12. Recuerda que si tu envío es muy pesado puedes hacerlo usando plataformas gratuitas como WeTransfer.com. MaguaRED utiliza Gmail en el formulario de contacto y por eso algunos envíos podrían ser rechazados, pero puedes mandarlo directo a la cuenta magua.red@gmail.com.
Si quieres referencias puedes mirar este tutorial que encontramos en la web:
O este:
¿Después de leer nuestras indicaciones quedaste con alguna duda? ¡Hazla en los comentarios y te ayudaremos a resolverla!
¿Es el cine que ven nuestros niños clasificado para ellos?
De niña recuerdo muchas cosas: el parque, los árboles, las casas hechas con ramas, los patines, las escondidas, en fin. Creo que lo más me gustaba era jugar, esperar el fin de semana cuando todos los niños de la cuadra salíamos y pasábamos horas inventando cómo divertirnos.
No recuerdo haber visto televisión, pues no había mucha oferta y la calle se me presentaba como algo más atractivo. No obstante, debo confesar que cuando pude ir al cine por primera vez quedé conectada como si en esa pantalla ocurriesen muchas cosas que en la realidad no pudiesen suceder.
Creo que a la fecha he visto aproximadamente unas cuatrocientas películas, varias de estas para niños. Mi primera cinta fue a los 8 años y se llamaba La de la mochila azul. Vi muchas más, pero no se me olvida una en la que el terror fue mi constante por más de una noche: Tiburón. El miedo fue tal que solo en un acto de valentía en 1995 me atreví a volver a verla.
Han pasado unos años y ahora tengo una niña de 15 años y un niño de 5. Cuando ella era pequeña me preocupaba lo que veía en televisión, pero el problema se redujo cuando comencé a armarle una parrilla de programas que podíamos ver juntas y buscaba otros espacios como el parque para que disfrutara de otro tipo de actividades. Recuerdo que en la televisión había un respeto mayor por los niños y la publicidad no era ni agresiva, ni invasiva, así que si me retiraba de la pantalla no tenía el temor de que viera algo para lo que no estaba preparada.
El acercamiento de mi hija con el cine fue distinto, la primera película que vio fue Buscando a Nemo cuando tenía 3 años, creo que si hubiese sabido de qué se trataba no la habría llevado o antes habría tenido una larga charla con ella.
Su papá se había ido a trabajar fuera del país hacía más de un año y ella no comunicaba lo que eso representaba en su vida, pero ese día ante la pantalla de cine ella lloró, fue la primera vez que mostró cuánto le había afectado la partida. Cuando hablamos después de la película me dijo que por qué Nemo sí tenía papá y no tenía que irse lejos, que Marvin, el papá de Nemo, lo había buscado porque a él sí le hacía falta. Después de la película hablamos y busqué medios para que se pudieran comunicar, reconocí que tenía algo que decir acerca de las cosas que estaba viendo y viviendo.
En el 2005, cuando ya tenía cinco años, la lleve a ver Chicken Little; la trama en síntesis era la siguiente: un pollito ha ocasionado un gran revuelo en su pueblo natal al decir que el cielo se está cayendo. Después del incidente decide llevar a la victoria a su equipo de béisbol para ganarse el respeto de su padre, pero luego del triunfo descubre que realmente el cielo sí se está cayendo y como sabe que nadie le va a creer decide averiguar qué pasa y solucionarlo junto a sus amigos.
Esta fue la sinopsis que leí y con la cual decidí que la película era adecuada para mi hija, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi el terror en su carita mientras veía en la pantalla un ataque extraterrestre en un campo de maíz con el cual pretendían, a fin de rescatar a un bebé alienígena, acabar con el pollito y sus amigos. Las luces, los sonidos, el campo igual al que había frente a nuestra casa, la oscuridad de la sala, los gritos y un sinfín de cosas más, llevaron a mi hija a tener desde ese día terror a la oscuridad.
Mi hija terminó en terapia por más de 8 meses en los que el miedo era la constante, no era suficiente decirle que en el campo no había nada y que en la oscuridad no se escondía nadie.
Fue en ese momento que me pregunté: ¿Es el cine que consumen nuestros niños clasificado para ellos?, ¿qué criterios se tienen para decidir que una película es adecuada o no para un niño? Y ahora le pregunto, ¿a usted le inquieta lo mismo?, o ¿lleva al niño a la sala de cine basado solo en la clasificación que le presenta el exhibidor? Esa pregunta se la hice a más de 300 personas no solo aquí sino también en Cuba y Perú, la respuesta fue que más del 90% de las personas se guía por el criterio de clasificación y solo un 7% busca más allá para saber si lleva a su hijo o no al cine.
El 45% de esas personas, todos mayores de edad y padres de niños menores de 5 años, consideran que la responsabilidad de la clasificación debe recaer en los expertos y que deben ser ellos quienes guíen a los padres. Basándome en lo anterior, me di a la tarea de averiguar quién hace la clasificación de las películas que vemos en la sala de cine. La respuesta es que en Colombia desde 1970 el Ministerio de Cultura es el responsable, a través de un comité, de clasificar las películas que llegan para ser exhibidas en las salas de cine. Este comité está integrado por un experto en cine, un abogado, un psicólogo, un representante de las asociaciones de padres de familia y un representante del sector académico.
El comité tiene la misión de decidir, en el caso de cada película, en cuál de los rangos debe quedar: 1. Para todo público, 2. Apta para mayores de 7 años (clasificación de carácter informativo), 3. Apta para mayores de 12 años (clasificación de carácter informativo), 4. Apta para mayores de 15 años (clasificación de carácter restrictivo), 5. Apta para mayores de 18 años (clasificación de carácter restrictivo), 6. Películas para mayores de 18 años (de exhibición condicionada por contenido pornográfico).
Por ejemplo, si la cinta tiene en su contenido escenas explícitas de sexo será clasificada para mayores de 18 años o de exhibición condicionada por contenido pornográfico, y si tiene escenas violentas y crueles será para mayores de 15 años.
Si lee con atención se dará cuenta de que si quiero llevar a mi hijo de cinco años a ver una película de 12 años no hay problema, porque la clasificación es de carácter informativo. Es decir que soy yo como padre quién decido qué ve mi hijo.
Pero debemos ser sinceros, el cine que consumen nuestros menores de cinco años no solo llega a ellos a través de la sala de cine, también están los DVD e Internet, entonces es allí donde la responsabilidad no recae solamente en el comité de clasificación. Aunque debo aclarar que no por ello el trabajo que ese comité hace resulta poco necesario ya que es una guía para los padres cuando vamos a una sala de cine. Al respecto, sinceramente, haría dos recomendaciones: la primera, incluir en el grupo a un pedagogo infantil (sobre todo cuando quieren determinar si una película es para menores de siete años) y la segunda, disponer de un medio con comentarios de expertos para que los padres podamos tomar decisiones más informadas.
¿Recuerdan la encuesta? En ella hay un resultado que llama la atención y es que más del 80% de los padres quisieran tener una guía que los acompañe al momento de elegir una película para sus hijos, más allá de la sinopsis que nos ofrece el distribuidor de la cinta.
Con relación a lo anterior les comparto una anécdota, fui a ver con mi hija la película En el bosque (2014), clasificada para Todos. No llevé a mi hijo pues al ver el tráiler, los comentarios en la web y la sinopsis concluí que no era para él, pero al llegar a la sala me encontré con que más del 60% del público eran niños menores de 10 años. Durante la función muchos se salieron, otros se durmieron y los que quedaron preguntaban todo el tiempo pues no entendían la película.
Entonces la pregunta es ¿qué hacer? Y aunque no puedo dar soluciones mágicas les cuento lo que me ha funcionado con mis hijos en estos últimos 10 años, no importando si voy a ver la película en la sala de cine o en casa:
- Reconozco que la responsabilidad sobre lo que mis hijos ven en el cine es mía, por eso siempre veo el tráiler, reviso a su vez la sinopsis, la clasificación y los comentarios.
- Busco en la web información, comentarios, reseñas y críticas acerca de la película.
- Si es una película muy vieja y no hay mucho rastro de ella en internet, me tomo el tiempo para verla antes, pues si decido verla con mis hijos puedo anticiparme a algunos de sus comentarios o preguntas y puedo igualmente decidir si creo que están preparados para verla.
- Hablo con ellos mucho sobre lo que vemos, hay cosas que pasan inadvertidas para mí pero no para ellos.
- Si están pasando por una dificultad busco una película que me ayude a tratar el tema, es increíble cómo después de verla podemos hablar de algunas cosas que los inquietan.
Sigo sintiendo al lado de mis hijos cómo con el cine puedo llegar a conocer lugares muy lejanos o que solo están en la imaginación de un guionista. Veo buenas películas con ellos pero nunca dejo ese sano equilibrio que tenía de niña: un rato de tele, Betamax o una ida a cine y horas y horas en el parque inventando mi propia historia.