Amalia Low es una artista integral, como música de profesión compone a partir de imágenes, palabras y la sonoridad de cada letra. Cuando escribe, parte de la emoción, la sensibilidad y la sencillez que comparte en cada encuentro. Como autora, ilustradora, pintora y pianista ha publicado nueve libros con Ediciones B, de los cuales ha vendido más de 20,000 copias. Su libro “Tito y Pepita” recibió una mención de honor en el concurso Alas-BID por mejor publicación infantil en 2015 .
Su amor por la palabra y la imagen se remonta a su infancia, su madre de origen japonés y su padre colombiano con ascendencia catalana y alemana alimentaron una relación muy fuerte y afectiva a través de los libros y especialmente con el libro álbum. Como sus padres se conocieron en Estados Unidos, donde estudiaron sus maestrías, Amalia vivió sus primeros años en ese país y fue en esa época de su vida cuando comprendió que se quería dedicar a los libros y al arte.
Amalia fue mamá muy joven y en Suiza, donde vivió con su esposo, pudo acercarse a los libros para niños que empezaban a ser vanguardistas para la época y a incluir un lenguaje transgresor y cómico que más adelante se convertiría en su sello.
En 1991 la guerra del narcotráfico cobró la vida de su padre, el exministro de Justicia Enrique Low Murtra, y la pintura se convirtió en su refugio. Expuso su obra en Suiza, Japón y Canadá. En ella representaba el dolor, el duelo y la muerte, hasta que en esos mismos cuadros empezaron a aparecer animales que la invitaban a reconectar con la Amalia de su infancia. Como empezó a sentir alivio a través de esa pintura que ya tenía tintes de ilustración, empezó de nuevo a soñar con el libro álbum.
“No estaba buscando ilustrar una historia, pese a que la gente decía cuando veía los cuadros que escribiera historias de cada uno de los personajes”
En 2006 Amalia regresó a Colombia y al año siguiente no dudó en presentarse a un concurso de afiche de Fundalectura, acerca de la lectura en el jardín infantil y ganó. Empezó a ser reconocida como ilustradora y fue elegida para participar en el Salon d’Automne en Ginebra, Suiza y en la exposición de ilustradores Figures Futur en la feria del libro infantil de París en 2008, donde tuvo la oportunidad de presentar siete proyectos a los directores artísticos de las casas editoriales, quienes se mostraron entusiastas por “El rinoceronte peludo” y por “Tito y Pepita”.
Fue de nuevo en Colombia, en 2011, cuando su sueño empezó a hacerse realidad. Ediciones B, en cabeza de Alfonso Carvajal, le propuso a Amalia la publicación de toda una serie de libros que tenían en común historias de animales que se denominó Zafari. La colección que empezó con el “Rinoceronte Peludo”, reunió las historias del “Flamenco calvo”, “El león y los escarabajos estercoleros”, “El elefante flaco y la jirafa gorda” “ Las lágrimas de cocodrilo” y “La tortuga ganadora”.
Sus libros invitan a conectar con la esencia humana, a ver la vulnerabilidad del otro, a compartir, descubrir y ser empático con todos los seres del planeta. “Yo soy muy emocional, creo que la emoción es algo que necesita el ser humano. El humano necesita vibrar emocionalmente y cuando encuentra un libro que le toca el corazón, lo atrae. Y lo atrae porque encuentra algo que no es tanto de la palabra sino de lo inmaterial”.
Para Amalia, el libro tiene que ser un amigo para los niños, una compañía que hable su lenguaje y que les muestre un norte cercano a la reconciliación, el lenguaje no violento y el respeto por el otro.
Sus libros están escritos con sentido musical, con ritmo y estructura que invitan a cantar con los niños mientras se crean vínculos afectivos. Sus más recientes publicaciones se escuchan y, cuando se presenta en vivo, sus múltiples habilidades se conjugan en un espectáculo que combina la lectura en voz alta con las diferentes voces de los personajes y la interpretación de las canciones que a veces acompaña con piano y otras con acordeón o ukelele.
Una deuda que tenemos con los niños es permitirles escribir e ilustrar sus propias historias, explica Amalia, por eso sus próximos proyectos están relacionados con fomentar la curiosidad y la exploración científica motivando a los niños a construir sus propios cuentos a partir de ejemplos.
Su intención es combinar el movimiento, la ilustración y la canción, así como la promoción de la escucha, en este caso a través del avistamiento de aves. Además, trabaja en “El viaje del gusanito”, un libro para niños que invita a escribir a través de divertidas frases, las cualidades de los insectos.
“El gorgojo que se mete el dedo en el ojo, el grillo que se le rompió el calzoncillo, la mariposa que se chuza con una rosa” la idea es que los niños escojan los bichos, o hagan un viaje y exploren; cuenten y dibujen a partir de una estructura muy sencilla que incita a la escritura y a la ilustración”.
Amalia está convencida de que todos hacemos parte de una red y debemos recordar lo que es compartir, cooperar y ayudar a los demás, partiendo de un conocimiento propio y un acercamiento a la lectura desde el disfrute y el afecto. Y esta convicción es el eje de su intensa actividad creativa.