Experiencias

Conferencia de Juan Carlos Amador: Infancias y familias en la comunicación digital interactiva

16 septiembre, 2015 by webadmin Leave a Comment

Juan Carlos Amador, investigador y docente del Doctorado en Educación y de la Maestría en Comunicación – Educación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, propone en esta conferencia analizar tres dimensiones de la vida contemporánea de los niños y quienes lo rodean teniendo en cuenta la inminencia de la cultura digital. Este contexto propone nuevos retos para familias e instituciones en cuanto a la crianza, la interacción en comunidad y los procesos formativos.

Presentación utilizada por el conferencista

Nutrición y vida

9 septiembre, 2015 by Periodista MaguaRED 1 Comment

[author] [author_image timthumb=’on’]http://nuevo.maguared.gov.co/wp-content/uploads/2015/09/andrea_enriquez.jpg[/author_image] [author_info]Andrea Lorena Enríquez Venegas – Psicóloga de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Especialista en Terapias Alternativas de la UMB. Ha sido docente universitaria en el área de formación para primera infancia, se ha desempeñado como facilitadora en proyectos de prevención de la violencia contra niños y niñas y ha trabajado en atención a familias vulnerables. Tiene doce años de experiencia como terapeuta individual, de pareja, de familia y grupal, con énfasis en terapias alternativas, especialmente medicina tradicional china.[/author_info] [/author]

Dibujo que hace parte de la publicación Para comer... cinco sentidos y el corazón. — Dibujo que hace parte de la publicación Para comer… cinco sentidos y el corazón.

Desde que nacemos compartir los alimentos con nuestros seres queridos es uno de los momentos cotidianos de mayor importancia y significado. ¿Quién no ha oído estas frases?: “Está listo el desayuno”, “Vamos a hacer las arepas”, “Mmm, qué rico comer juntos”, “Está delicioso, mamá”, “Nos vemos a las onces o al almuerzo”, “Yo cocino unas deliciosas…”, “Un cafecito con…”.

Lo maravilloso de estos momentos de encuentro es que están acompañados de alimentos que nutren nuestro ser de manera integral (física, emocional, mental y espiritual). Podríamos pensar que solo un panecillo o un café están presentes, pero ¿y la intención de quien los ofrece?, ¿las personas que cocinaron?, ¿de dónde vinieron los alimentos?, ¿y lo que nos ofrece la tierra? Parece que más que de un panecillo hablamos de un regalo de la vida: del encuentro con otro, de la vida presente, de un ofrecimiento con el que nuestro ser accede de una manera amorosa al contacto, es decir, se alimenta el alma de compañía, de otras maneras de ver el mundo.

Ahora bien, existe una preocupación constante a propósito de qué y cómo comer, qué es más saludable, cómo no engordar. Pero estas preguntas tan de moda, ¿qué nos dicen acerca de la nutrición de la vida integral y no solo de la del cuerpo? Estas preocupaciones por la nutrición del cuerpo han invadido nuestra cultura y nuestras formas de vivir, y han inundado nuestras relaciones con los niños y niñas hasta el punto de preocuparlos por verse delgados a su corta edad. Pero debemos preguntarnos: ¿por qué convertir el alimento en algo inadecuado, en algo que enferma?

Hemos venido perdiendo la posibilidad de crear figuras con la masa de las arepas o de las tortas que nos dan nuestras madres, y la de preparar en grupo una torta para celebrar el cumpleaños de un miembro de la familia y hacerle una decoración especial. Parece que con la practicidad de nuestros nuevos estilos de vida hemos perdido la posibilidad de disfrutar del tiempo en familia y de crear una nueva receta.

Es importante darnos cuenta de que acciones simples como cocinar un alimento traen consigo la posibilidad del encuentro con los otros; no solo compartimos el resultado de una preparación sino que también ponemos en juego nuestros deseos, creatividad y destrezas. Nos proponemos, con diversos sabores y mezclas, enriquecer el alimento, y de esta manera (incluso aunque no seamos conscientes de ello) estimulamos los sentidos, enriquecemos los alimentos y le damos integridad y sentido a la vida en la medida en que cultivamos los vínculos entre seres humanos.

Así, la preparación y el consumo de alimentos nos brindan oportunidades para encontrarnos con otros seres humanos, pues son ocasiones que dan lugar a relaciones y conversaciones. Además, son actividades que fortalecen el espíritu de cada persona en la medida en que concibe y lleva a cabo la intención de realizar todo el proceso, desde la decisión de qué preparar hasta la disposición en la mesa y la comida. La construcción de rituales permite fortalecer nuestro ser espiritual, profundizar los vínculos amorosos, enriquecer la realidad y reconocer en los alimentos la propiedad de nutrir el ser en lugar de dañarlo; pues lo que existe en nuestra naturaleza, combinado de una manera equilibrada, favorece el desarrollo del ser.

Entonces, pensemos: ¿qué puede ocurrir en entornos que cumplen la función de maternar y acompañar a niños y niñas en su proceso de desarrollo como salas cunas, jardines, centros de estimulación temprana, centros de desarrollo integral, etc.? Son espacios en los que existen mil posibilidades de construir vínculos amorosos en la cotidianidad.

Es importantísimo reconocer la naturaleza vital e integral de los alimentos, y que las personas que los tienen a su cargo les sumen su ingrediente personal y su toque secreto de alegría, de magia y creatividad, para que la rutina de la alimentación de los niños y niñas tenga sentido integral. Las personas que se encargan de la elaboración de las dietas, la compra de alimentos y la preparación, los expertos en nutrición, los que sirven los alimentos y acompañan su consumo, y también los que realizan el aseo pueden participar de esta visión integral que le aporta al acto de comer todo su sentido: estar al lado de otros, conversar, tararear, cantar, reconocer los alimentos, tocarlos, sentirlos, pintar con ellos, crear maneras diferentes de comer son maneras de enriquecer este momento.

Podemos decir, y recordar siempre, que una labor realizada con intención, con amor y con palabras saludables y constructivas nutre y fortalece al ser humano en todas las facetas de su vida: física, emocional, mental y espiritual.

Teatro para bebés: una experiencia que nos acerca a su mundo interior

8 septiembre, 2015 by webadmin 6 Comments

En esta función de teatro el escenario no tiene límite para los actores así como los cojines de colores tampoco lo tienen para el público. Los tres personajes en escena se acercan libremente a los espectadores y con los movimientos de sus cuerpos expanden por todo el salón ese bosque en el que se desarrolla la obra. Los árboles tienen una forma y un color particulares, el río es una gran tela azul, los charcos de agua son espejos y los animales juegan, ríen, cantan y hablan sin utilizar las palabras del lenguaje adulto: aquí se hace teatro para bebés.

Bosque tú es el nombre de la primera creación propia de Azulado Teatro, una compañía bogotana fundada en 2012 por maestros del jardín infantil Patatín Patatero, un lugar en el que la expresión dramática es el elemento principal de su pedagogía. Al ver la respuesta que los niños tenían a las actividades relacionadas con contar historias y explorar las posibilidades del cuerpo, decidieron llevar este proceso a otros lugares por fuera del aula para mostrarles a docentes y padres de familias cómo compartir este lenguaje con los niños.

“Llevamos 11 años trabajando en investigación de todo lo que tiene que ver con arte para la primera infancia, especialmente el teatro, porque creemos que es la disciplina más integral de las artes. En el teatro se congregan la danza, la música, las plásticas y la literatura”, cuenta Lina Idárraga, dramaturga, licenciada en Educación Preescolar, especialista en Arte para la primera infancia y directora de esta compañía teatral.

Hacer de las obras una experiencia interactiva es uno de los objetivos del grupo y en este montaje en particular utilizan diferentes maneras de relacionarse con el público: los espejos presentes en algunos elementos de la escenografía, el no uso de palabras sino de sonidos o balbuceos y las escenas en las que los personajes experimentan con los sentidos y descubren que con las manos pueden aplaudir, con los pies pueden bailar y con la voz pueden cantar.

“Nos hemos quedado con una técnica donde no empleamos palabras porque lo que hacemos es traer a los adultos a un espacio en el que se encuentran inmersos en el lenguaje del niño y donde entienden que no necesitamos palabras para comunicarnos con ellos. Los niños son sensoriales, son emoción, expresión, sonido, color, textura. Entonces lo que buscamos es eso, traer al adulto y decirle: mire que el niño sí puede tener la atención, lo que pasa es que tenemos que hablarle en su idioma”, comenta Lina.

Las risas de los niños se escuchan cuando los personajes corren uno tras otro, hacen diferentes sonidos asociados con las partes de su cuerpo o con movimientos, estornudan después de oler las flores y cantan repitiendo una misma sílaba. Algunos espectadores comentan lo que ocurre y otros no despegan sus ojos ni oídos del escenario durante los 30 minutos que dura la función, como si no quisieran dejar pasar ni un solo detalle del movimiento y la música que hay allí para ellos.

Hacer teatro para niños menores de 6 años

Las obras que este equipo de artistas llevan a escena nacen de trabajos de campo con los niños en el jardín, en ellos incluyen dinámicas para crear las historias y las letras de las canciones. “Es una experiencia muy divertida porque tienen ideas que a ti no se te ocurrirían nunca. Ellos no tienen ciertos prejuicios que nosotros tenemos entonces pueden decir que un conejo tenía una cola de arcoiris y solo una oreja pero cuatro mil dientes”, cuenta Johann Vanegas, director musical de Azulado.

Lo que hace este músico con las ideas de los niños es componer piezas en función de algunos conceptos musicales: en el coro de la canción del conejo con cola de arcoiris se repiten las palabras chúbiri chúbiri chubi para practicar la vocalización, o para que sean conscientes de la resonancia de la voz utilizan en una canción el sonido “chammm chammm”, protagonizada por un oso que ellos también inventaron.

Los elementos que Lina Idárraga destaca a la hora de hacer un montaje para primera infancia son los colores, el contacto visual permanente con los niños, la música y el uso de elementos que hacen parte de su cotidianidad: “Es fundamental estar en el público más que el público en el escenario y hay un factor vital que es la adecuación del espacio. No podemos hacer teatro para bebés en un teatro convencional porque no podemos tener a los niños en una silletería y nosotros estar sobre un escenario. Sí o sí los niños tienen que estar con nosotros para disminuir la distancia”, afirma.

Y aunque en la obra de teatro exista una historia y una dramaturgia, lo que más le interesa al grupo no es que los niños sigan el hilo o lleven una secuencia de imágenes sino que sientan y se sorprendan con cada situación que ocurre en escena.

Otro tema primordial para la directora y creadora de Bosque Tú es que niñas y niños en primera infancia tengan sus primeras experiencias estéticas, las cuales les permiten también sensibilizarse frente al mundo que los rodea. “Los que hacemos arte nos preguntamos mucho por qué a los adultos no les gusta ir a teatro y no les gusta ir a nada, pero es que si esto no se cultiva desde los más chiquitos -ir a la sala, saber cómo nos comportamos en un teatro, sorprendernos frente a estas experiencias artísticas- difícilmente va a pasar cuando sean adultos”, puntualiza Lina.

La expresión dramática es uno de los lenguajes artísticos fundamentales para los niños menores de seis años. A través de ésta, viven experiencias de creación, juego, interpretación de sus realidades; disfrutan con su cuerpo de otras formas sensitivas de narración a través del movimiento, el sonido, la imagen, la luz, los colores y los olores. En estos espacios los niños tiene la posibilidad de disfrutar del arte, potenciar su sentido estético y su expresividad. Por ello, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura consideran el arte, y en su interior la expresión dramática, como una de las actividades rectoras de esta etapa del ciclo vital.

Un teatro que también busca despertar reflexiones en los adultos

La fantasía, el juego de rol y las situaciones imaginarias son elementos que de forma natural hacen parte del mundo interior de los niños y de su día a día, por eso la importancia de este tipo de experiencias también está puesta en que el adulto se vincule: “Los adultos tendemos mucho a traer al niño al mundo del adulto y no al revés, y creo que esto es vital para que se genere vínculo y se de una comunicación adecuada en la que entendamos las necesidades del niño y podamos comprenderlo”, afirma Lina Idárraga.

A través de este tipo de espectáculos dirigidos a la primera infancia, padres y maestros pueden comprender también que la expresión dramática es una experiencia que ellos mismos pueden llevar a casa a través de juegos de rol y de exploraciones de su voz, por ejemplo.

En esta propuesta de teatro para bebés confluyen pedagogos, artistas, montajistas y músicos con el interés de generar un espacio en el que adultos y niños compartan la fantasía y los diferentes elementos que apelan a su sensibilidad y a su capacidad de imaginar.

“Si algo enseña el teatro para bebés es que no solo de palabras se alimentan los humanos”: Azulado Teatro.

La música, un lenguaje para conocer a los niños y comunicarse con ellos

31 agosto, 2015 by Periodista MaguaRED Leave a Comment

Malaquita es un jardín infantil donde la música está presente en cada momento de la mañana. La mayoría de los juguetes son instrumentos musicales, las maestras cantan y tararean durante los juegos, inventan canciones mientras los niños moldean plastilina y le ponen ritmo incluso a la hora del refrigerio. Estar allí es como ser parte de un musical que empieza y termina con una ronda.

Esta manera de relacionar a los niños con los sonidos, contrario a lo que algunas personas podrían creer, no tiene que ver con formar prodigios o con la intención de ofrecer un entrenamiento musical. Según Carmenza Botero, fundadora de este jardín, lo que se busca es despertar el placer y la curiosidad por la sonoridad, y poner el lenguaje de la música al alcance de todos: “Me interesa muchísimo que se tome esto como un derecho y que no sea la música para los músicos, la poesía para los poetas, la pintura para los artistas… sino que todo el mundo tenga derecho a sonar y a expresarse”.

Y por “sonar” Carmenza no solo se refiere al canto. Escuchar, inventar coreografías, bailar, buscar sonoridades en la naturaleza, interpretar un instrumento, leer en voz alta y sorprenderse con las sonidos de la vida cotidiana, también son maneras de relacionarse con la actividad musical.

En este lugar, ubicado en Bogotá, suenan temas de música clásica y también de música pop: “Los niños necesitan textos inteligentes, por eso en la escogencia de las canciones infantiles le damos mucho peso al texto y a la calidad musical. Nos importa mucho respetar versiones originales y darle crédito al autor para que los niños también entiendan que la música y los libros están hechos por seres humanos que tienen historias para contar y que ellos podrían ser también unos de esos cuando sean grandes”, afirma la directora.

¡Damas y caballeros, es hora de encontrar la música en su interior y compartirla con los niños!

Si volviera a ser mamá

31 agosto, 2015 by Periodista MaguaRED 4 Comments

[author] [author_info]Por: Ana María Arango Melo. Directora del Centro de Documentación Corp- Oraloteca de la Universidad del Chocó. Desde allí ha consolidado proyectos de investigación y extensión (documentales, programas de radio, publicaciones, obras de arte, seminarios y diplomados) que tienen como fin conocer, valorar y salvaguardar las manifestaciones de la tradición oral, sonora y corporal de los pueblos del Pacífico colombiano. Con la experiencia de la Corp- Oraloteca obtuvo el premio Antropología Visible en 2014. Coordinó el diplomado Cuerpo Sonoro del Ministerio de Cultura en los departamentos de Chocó, Amazonas, Vichada, Caquetá, Guanía y Vaupés. Entre sus publicaciones encontramos Velo qué Bonito, prácticas y saberes sonoro-corporales de la primera infancia en la población afrochocoana (2014), Catiá, catiadora, cantos de río y selva (2010), Cocorobé, cantos y arrullos del Pacífico colombiano de Libro al Viento, IDARTES (2013) y Cantaré (2002). Ha realizado diferentes cortometrajes y documentales como Velo qué Bonito, Los Sonidos Invisibles y Unos zapatos para Cassinda. Antropóloga de la Universidad de los Andes, master en Antropología social de la Universitat de Barcelona.[/author_info] [/author]

Mi embarazo y el nacimiento de mi hija me llevaron a entender que no existen formas unificadas de vivir la maternidad. Con mi bebé de tres meses de nacida llegué a construir una vida personal y profesional a Quibdó (Chocó), una ciudad caótica, llena de magia y tradición. Allí mi bebé y yo comenzamos a protagonizar una historia de descubrimientos y choques culturales, que me llevaría a comprender el peso de una herencia que desde lo más profundo de nuestro ser se revela en ese preciso momento en el que somos mamás y comenzamos a descubrir desde diferentes caminos cómo serlo.

Cada madre trae consigo una cosmovisión, unas formas particulares de ordenar el mundo que marcan las prioridades en las prácticas de cuidado con su pequeña criatura. Los lentes desde donde vemos y entendemos el universo; la idea que tenemos de cómo éste fue creado, nuestras historias fundantes, nuestros mitos de origen y aquello que creemos que es nuestra misión en el mundo, marcan -–al vez sin que seamos conscientes de ello–, los pasos que para nosotros, debemos seguir como madres.

En este territorio de mares, ríos y selvas en donde conviven las comunidades afro e indígenas, lo más hermoso en mi camino como antropóloga, mamá e investigadora, ha sido descubrir la relación entre la naturaleza, la familia y los círculos sagrados femeninos que se tejen alrededor de la maternidad. Mi amistad con las matronas y parteras, me ha permitido comprender que hay una sabiduría ancestral que amarra el alma de los niños a un territorio; que hay una protección que más que física es espiritual; que un cuerpo al nacer es un cuerpo inacabado que hay que moldear y emparejar. Entendí que los niños no les pertenecen a su papá y a su mamá; son parte constitutiva de una familia extensa, una “familia regada” en la que los padrinos son un regalo de la vida, una forma de hermanarse de manera entrañable con el vecino, el compañero o el amigo. Entendí que lo más importante en el ejercicio de la maternidad es construir cuerpos fuertes y resistentes que lleven en alto la herencia del baile, que sepan responder al sonido del tambor y que reconozcan su legado en la plenitud de los colores, el tacto firme y el desenfreno de sabores que extasían el cuerpo y el corazón.

"Mi amistad con las matronas y parteras, me ha permitido comprender que hay una sabiduría ancestral que amarra el alma de los niños a un territorio": Ana María Melo. — «Mi amistad con las matronas y parteras, me ha permitido comprender que hay una sabiduría ancestral que amarra el alma de los niños a un territorio»: Ana María Arango Melo.

En un país arribista como Colombia, un país que se avergüenza de sí mismo, -que se acuerda de su herencia africana e indígena en época de carnavales y en la melancolía de un cuadro o un baile folklórico-, a las mujeres de clase media del interior del país nos forman para estudiar, conseguir un buen trabajo y pescar un esposo dos estratos más arriba y ojalá extranjero. Las abuelas celebran si sus bisnietos nacen rubios y ojiclaros. Existe un sistema de castas desde la época de la colonia que no ha sido superado y de manera soterrada permanece la idea de que estar bien casado es “mejorar la raza”. Así, nuestros niños nacen rubios y niegan el chibcha que llevan adentro, deben soportar unos padres que amorosamente les enseñan a ser los más inteligentes y comerse el mundo a través de libros, tabletas y viajes insuperables que les recuerden todo menos sus raíces.

Soy una bogotana de clase media y mi historia ha sido diferente. El apellido de mi esposo se puede pronunciar y recuerda el yugo de la esclavización; el mayor atropello de la historia. Por eso su legado no es el de príncipes y princesas de buenas maneras que leen y recorren el mundo. Es un legado de resistencias y cimarronajes. Es el legado de la lucha y el desafío. Por eso. cuando mi hija nació a mi esposo y a su familia les urgía endurecer su cuerpo, emborracharla con los truenos de una percusión de salsa o chirimía y untarla de tierra, barro y sudor.

Mi princesa prefiere comer con la mano, habla fuerte y sus rodillas están peladas de tantas caídas y tropezones en los patios de tierra y las piedras de las quebradas. Es una niña fuerte e independiente; tierna e introvertida. Cuando hablo con ella puedo ver que encarna dos mundos y los celebra intensamente. Candelaria es una niña feliz.

Cuando cumplió cinco años, hicimos una fiestas amenizada por rondas y juegos chocoanos. Los niños se rieron con los títeres de Tío tigre y Tío conejo, la sorpresa fue un libro ilustrado con la historia de Compadre rico y Compadre pobre y los niños saciaron su hambre y su sed con ñame morado, chontaduros, papachina, longaniza y jugos de borojó, badea y guayaba agria.

Si ella volviera a nacer, o si yo volviera a ser mamá, chocaría menos con esa cultura mágica que piensa que a los niños no hay que nombrarles sus virtudes porque corren peligro de muerte; que al caer el cordón umbilical de sus bebés lo siembran en un palo para sellar el territorio y ponen en el ombligo el polvo de algún ser animado o inanimado para marcar su destino; que con una vela de sebo calienta las manos para moldear cada parte del cuerpo del bebé y hacerlo fuerte y armonioso. Si volviera a ser mamá, celebraría mucho más ser hija putativa de una cultura que se siente orgullosa de sus ancestros, que defiende sus saberes y su territorio, que lucha día a día por seguir existiendo… celebraría esas otras formas de maternidad, esas otras formas de infancia.

Porque todo aquello que nos hace diferentes es tal vez el mayor legado que tenemos como colombianos, porque es en el conocimiento, el respeto y la valoración de esas otras cosmovisiones, que subyace la posibilidad de recomponer el tejido social en este país con infancias de héroes prestados y escuelas marcadas por la guerra, la exclusión y la inequidad. Si volviera a ser mamá volvería a narrar, como lo hice en mi investigación Velo qué Bonito, la grandeza de las mujeres chocoanas aguerridas, fuertes y de carcajadas sin pudor; pero lo narraría desde más adentro, sin miedos, sin recatos, sin vergüenza… me uniría a los círculos de poder femeninos que celebran día a día con dicha y sin lamentos, la vida y la maternidad.

¿Qué viaja con la Cinevan? Cine, alegría y crispetas para los niños

27 agosto, 2015 by Periodista MaguaRED 1 Comment

cine_van1 — La Cinevan es una sala de cine móvil de la Fundación Cámara Oscura de Barranquilla.

Indagando por proyectos que promovieran las artes visuales para la primera infancia en Colombia, llegamos a Barranquilla con la Cinevan, una sala de cine móvil que lleva el séptimo arte a las comunidades y barrios periféricos especialmente del Atlántico, pero que ha llegado a rincones más allá de la región e incluso de nuestras fronteras nacionales.

Todo es una apuesta de la Fundación Cámara Oscura, que trabaja desde el año 2006 y se constituyó legalmente en el 2012. De esta organización dice Giuliano Cavalli, su director: “Creemos firmemente en el arte y en la producción cultural como herramientas que permiten potencializar el desarrollo del ser humano y su entorno. Diseñamos talleres y actividades de esparcimiento que se realizan a través de procesos compartidos en donde nosotros orientamos y ofrecemos las herramientas, pero cada participante es quien construye y se apropia de todo el conocimiento”.

Con el fin de aportar en Barranquilla y, desde su experticia, al Programa de Atención Integral a la Primera Infancia, se ciñeron a las modalidades familiar e institucional propuestas por la Estrategia Nacional de Cero a Siempre para diseñar un programa autogestionado de cine por el cual, cada mes, llevan proyecciones a un centro de atención en los barrios Las Malvinas, El Bosque y Carrizal. La Cinevan es un medio de transporte diseñado para llevar el cine a espacios públicos, reviviendo las distintas anécdotas y sensaciones colectivas que genera compartir historias al aire libre. Los niños, desde sus primeros años, tienen contacto con nuevas realidades y, como es natural, empiezan a ampliar sus percepciones. Un día, de repente, llega un vehículo blanco del que salen muchas personas, ¡como una feria de gitanos con sus artilugios! Saludan a todos; sacan sus palos, cables y telas y construyen una ventana de luz que es un portal hacia otros mundos. El viaje es maravilloso y mágico, y al final vuelves a los abrazos de mamá. La vida es como siempre pero ya no se siente igual 🙂

cine_van2 — “Creemos firmemente en el arte y en la producción cultural como herramientas que permiten potencializar el desarrollo del ser humano y su entorno»: Giuliano Cavalli.

“Para la fundación Cámara Oscura lo más importante es establecer un lazo directo con los habitantes de la ciudad. Desde el inicio hemos llevado cine, crispetas y alegría a más de 15.000 niños de barrios en distintas zonas del Atlántico. Algunos de los barrios que hemos visitado han sido La Playa, Las Malvinas, Las Américas, San Luis, La Esperanza, Altos de Riomar, Las Flores, El Bosque, Las Margaritas, Soledad 2000, Villanueva, Modelo, San Francisco La Chinita, Rebolo, Puerto Colombia, Salgar y La Cangrejera. En este 2015 ya llevamos 31 funciones en 21 barrios diferentes de Barranquilla y su área metropolitana dándole la oportunidad a niños, niñas y jóvenes, de ser testigos y disfrutar del milagro colectivo del cine”, agrega Giuliano, quien además nos cuenta que las películas que mejor respuesta han obtenido son las de Hayao Miyazaki, sobre todo Mi vecino Totoro y Ponyo en el acantilado.

¡Cine para los niños del mundo!

Otras iniciativas de la Fundación Cámara Oscura han llevado experiencias audiovisuales a distintas zonas de Colombia y Latinoamérica:

Nabusimake. Sierra Nevada Santa Marta, Febrero de 2006. Viajaron para llevarle cine a los niños indígenas en la capital del territorio Arawak y hogar de la comunidad Arhuaca, situado a 3.000 metros sobre el nivel del mar en La Sierra Nevada de Santa Marta.

Manoy. Valle de Sibundoy, Enero de 2010. Llevaron talleres sobre cine para niños de 2 a 10 años en el suroccidente Colombiano. Dos semanas en las que la magia del cine cambió por primera vez la cotidianidad de los niños ingas del Cabildo de Santiago en el Valle del Sibundoy.

Cada mes, los niños de los barrios Las Malvinas, El Bosque y Carrizal de Barranquilla, reciben la visita de este vehículo. — Cada mes, los niños de los barrios Las Malvinas, El Bosque y Carrizal de Barranquilla, reciben la visita de este vehículo cinematográfico.

Buenaventura. Valle del Cauca, Marzo de 2012. Cincuenta niños de 2 a 12 años de barrios marginales como Miramar, El Firme, Alberto Lleras Camargo, Punta del Este, Cascajal y Antonio Nariño, hicieron parte de esta aventura. Las proyecciones se realizaron durante 5 días, teniendo como sede la Casa de la Cultura Margarita Hurtado.

Domingueka. Sierra Nevada Santa Marta, Octubre de 2012. En conjunto con los líderes de la comunidad Koggi de Domigueka, proyectaron 3 películas para los niños y jóvenes de esta comunidad. Se propuso como una actividad para dialogar sobre otras comunidades indígenas existentes en los otros territorios indígenas.

Nayarit. Sierra Madre occidental, México. Noviembre de 2012. Llegaron al país azteca para proyectar cine a la comunidad Wixárica, trabajando en conjunto con el proyecto documental Peregrinando con los dioses, proyectaron a estos indígenas películas sobre la Sierra Nevada de Santa Marta y sus habitantes.

Barrancabermeja. Santander, Mayo de 2014. Cien niños de todas las edades, algunos con sus padres, llegaron a la escuela Nuevo Galán para disfrutar 3 días de proyecciones y cine foros. Muchos de estos niños recorren el ancho del río diariamente para ir a su escuela, pero esta vez repitieron la hazaña solo para ver y hablar de cine.

En 2015 la Cinevan lleva 31 funciones en 21 barrios diferentes de Barranquilla y su área metropolitana.

Si te interesa conocer más sobre la Cinevan puedes contactarlos al teléfono: (5) 3187295 o entrar a su página web: www.camaraoscura.org

La clara y obscura

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Hacer teatro para niños menores de 6 años

Un teatro que también busca despertar reflexiones en los adultos