La clara y obscura

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Reseñas

5 espacios adecuados –¡y divertidos!– para visitar con los niños en Bogotá

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El espacio para los niños debe ser un cómplice. Además de brindar seguridad y comodidad son centros de exploración, relacionamiento y generación de nuevos conocimientos. Un espacio adecuado es aquel que tiene en cuenta los aspectos anteriores y, además, elementos como la naturaleza y el día a día: los espacios adecuados se transforman de acuerdo a las necesidades de los niños, a sus sentimientos, necesidades e intereses. 

Los lugares que son pensados para los niños tienen en cuenta el acceso y el mobiliario, así como dispositivos que invitan al juego y a la imaginación.

En MaguaRED seleccionamos 5 espacios adecuados en Bogotá para la primera infancia. Son lugares públicos, gratuitos y abiertos a la comunidad –¡A toda la comunidad!: a madres gestantes, lactantes, familias, amigos, abuelos, cuidadores, maestros y a todos los interesados en detonar experiencias enriquecedoras en los niños.

 

 

BIBLIOTECA EL PARQUE

 

Biblioteca El Parque. Fotos cortesía Programa Nidos – Arte en primera infancia – Idartes.

 

La Biblioteca El Parque (en alianza de Biblored y el programa Nidos – Arte en Primera infancia del Idartes) es, sin lugar a dudas, un espacio adecuado para los niños de primera infancia. Los libros fluyen por los estantes que parecen ramas de los árboles y las formas orgánicas del diseño plantean un juego creativo en el que los niños pueden explorar y descubrir todas las posibilidades que el espacio ofrece. El lugar está lleno de espirales de madera y muebles rojos, verdes y amarillos; los estantes suben y bajan y los libros parecen moverse entre las paredes.

La idea de la Biblioteca El Parque es que los niños recorran el espacio con la misma espontaneidad con la que recorren los parques, por ejemplo. La biblioteca se integra al entorno del Parque Nacional –rodeado de naturaleza– y representa la continuidad, de una forma muy sutil, del espacio natural dentro del artificial: por eso el principal material del lugar es la madera, ya que se trabajó desde la metáfora de un árbol que entra e irrumpe en el espacio.

En las repisas curvas los niños pueden leer acostados como lo harían en una rama de un árbol; además, en el piso siempre hay libros para que los bebés solo tengan que estirar su brazo o acercarse con curiosidad mientras gatean. Estas formas orgánicas y ergonómicas invitan a los niños a leer desde todas las posturas.

Adicionalmente, el mobiliario cuenta con muebles plegables en espuma que si se doblan pueden ser un sofá en el cual los niños pueden recostarse y leer, así como un diván con capacidad para dos personas. La intención es que los cuidadores acompañen a los niños en la lectura y se cree un vínculo auspiciado por el diseño y maleabilidad de los muebles, cojines y sofás.  

 

Dirección: carrera 5 No. 36–21, Bloque Pedagógico, en el Parque Nacional Enrique Olaya Herrera.

 

Horario: lunes de 2:00 p.m. a 5:00 p.m. y martes a sábado de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.

 

¡Entrada libre!

 

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EL LABERINTO

 

El Laberinto. Fotos cortesía Programa Nidos – Arte en primera infancia – Idartes.

 

El Laberinto es uno de los laboratorios artísticos físicos del Programa Nidos – Arte en Primera infancia, de Idartes. El lugar invita a niños y cuidadores a explorar y habitar el espacio a través de un túnel de colores que transporta a un espacio de luz, juegos y narraciones literarias.

El Laberinto cuenta con tres estructuras de madera –dos de éstas son nichos o muros con huecos que tienen páneles de distintos colores que al entrar la luz natural reflejan múltiples colores a lo largo y ancho del espacio.

La madera es uno de los componentes que está presente en todo el espacio e invita a un juego de entradas y salidas, de perspectivas, de alturas y de formas en las que los niños pueden traspasar, vivir y apropiar. El segundo elemento que se articula con el espacio y abre las posibilidades de juego y exploración es la luz: hay ventanales de colores y paredes que cambian de color, lo que genera múltiples atmósferas y ambientes que se entrelazan.

 

Dirección: carrera 107 No. 70 – 58, en Villas del Dorado, localidad de Engativá.

 

Horario: entrada libre a toda la comunidad el primer y tercer jueves de cada mes (de 2:00 p.m. a 4:00 p.m.); y el resto de la semana atienden a grupos de niños y niñas de jardines infantiles gestionados previamente.

 

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EL PARQUE

 

El parque Fotos cortesía Programa Nidos – Arte en primera infancia – Idartes.

 

En el laboratorio El Parque se encuentra la propuesta Parque Celeste, propuesta ganadora de la Beca de Instalación Interactiva para Primera Infancia, del Programa Distrital de Estímulos 2017.

Este espacio está inspirado en el universo y en la posibilidad que el cosmos brinda para que los niños piensen, disfruten y vivan dos fenómenos físicos: la oscuridad y la luz. 

El Parque cuenta con un espacio de confort para madres gestantes y lactantes, mesas de exploración de materias y unos juegos a partir de la luz. El lugar está creado especialmente para niños de 0 a 5 años porque contiene elementos seguros, flexibles, durables y versátiles: artefactos lumínicos y sonoros, y espacios para construcción de juego con luces y colores, que potencian las vivencias y experiencias interactivas desde lo contemplativo, reproductivo y creativo.

Gracias a los  elementos de El Parque los niños pueden desarrollar su sensibilidad, sensorialidad y capacidad de asombro, así como el conocimiento por medio del juego y la exploración.

 

 

Dirección: Carrera 5 # 36 – 05,  en la localidad de Santa Fe.

 

Horario: entrada libre a toda la comunidad los jueves, de 2:00 p.m a 4:00 p.m; los sábados, de 10:00 am a 1:00 pm y de 2:00 pm a 5:00 pm; y los domingos, de 1:00 pm a 5:00 pm. El resto de la semana está abierto a grupos de jardines infantiles gestionados previamente.

 

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EL SUMERGIBLE

 

El Sumergible. Foto cortesía Programa Nidos – Arte en primera infancia – Idartes.

 

El Sumergible es un laboratorio artístico del programa Nidos – Arte en Primera infancia, de Idartes. La creación de este espacio nace de la exploración sensorial, ya que los componentes arquitectónicos evocan un entorno acuático: los niños se sienten bajo el agua y, además de un submarino, su timón y los peces alrededor, hay espejos de agua, mesas de luz, tableros con pintura para que los niños puedan rayar, y dispositivos para que los niños pinten con imanes. Además, el laboratorio cuenta con un puesto de control que permite que los niños y adultos cuidadores interactúen con un tablero que promueve el juego con luces y la creación de sonidos de percusión.

El sumergible no solo es un espacio adecuado porque invita a la imaginación y exploración, también es un espacio adecuado porque su mobiliario está diseñado con una altura máxima de 150 centímetros, lo que permite que los niños generen una relación cercana con el espacio y con su cuerpo.

 

Dirección: carrera 100 No. 52 – 24 Sur, en la localidad de Bosa.

 

Horario: jueves de 2:00 p.m. a 4:00 p.m. y el resto de la semana funciona para grupos de niños y niñas de jardines infantiles gestionados previamente con el ICBF o la secretaría de educación.

 

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SALA INFANTIL BIBLIOTECA PÚBLICA JULIO MARIO SANTO DOMINGO

 

 

La sala infantil de la Biblioteca Julio Mario Santo Domingo es un espacio adecuado que invita a la lectura y evoca algunos de los mundos fantásticos que contienen los libros. Aquí hay un castillo en medio de la sala y dentro de éste hay repisas que llegan hasta el piso para que los niños de todas las edades se animen a leer. Dentro de la sala, además de mesas y sillas a la altura y tamaño de los niños, hay dibujos que cuelgan en las paredes, de personajes salidos de los cuentos como el Capitán Garfio, de Peter Pan. También hay un barco y peces que flotan en el techo.

La bebeteca tiene colchonetas coloridas y túneles de lona donde papás y niños pueden jugar en el espacio. También hay instrumentos musicales y, claro, muchos-muchos libros.

 

Dirección: avenida calle 170 # 67 – 51, en la localidad de Suba.

 

Horario: lunes, de 2:00 p.m. a 8:00 p.m.; Martes a sábado de 8:00 a.m. a 8:00 p.m.; y domingos de 9:30 a.m. a 5:30 p.m.

 

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5 libros infantiles de la Colección Leer es mi Cuento para cantar

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Por Alejandra Forero, líder de las salas de lectura para primera infancia, Dirección de Artes, Ministerio de Cultura.

 

A continuación compartimos 5 libros infantiles de la Colección especializada para primera infancia Leer es mi Cuento, que están disponibles en las bibliotecas públicas del país y salas de lectura De Cero a Siempre, para que los niños, a través de sus padres, cuidadores, maestros y amigos, vivan la música y los sonidos desde el juego, los coros, el baile, la interacción con sus entornos y las expresiones culturales.

 

Sana que Sana, una canción para cada ocasión, de María del sol Peralta, con ilustraciones de Helena Melo Tovar

 

 

¿Cuántas veces hemos curado el llanto de los niños por medio del “sana que sana colita de rana, si no sana hoy sanarás mañana”? Las alegrías, dolores, tristezas o preocupaciones pueden estar acompañadas por palabras y sonidos que hagan de cada ocasión un lugar para la lectura y la música. Sana que sana, de María del Sol Peralta y Helena Melo Tovar, recopila diversos versos, canciones y poesías tradicionales que han sido cantadas por generaciones de niños.

Esta es una propuesta musical y literaria que invita a rememorar esas palabras que transforman cualquier situación en juego, poesía y canto. El libro contiene un disco compacto y, juntos, a través de las palabras, la música y las ilustraciones, propone una narrativa juguetona y cálida. Es sin duda alguna un libro para cantar, jugar y leer al calor de la voz y compañía de la familia.

 

Arepita de manteca, de Rosana Faría

 

 

Comer o cocinar es un momento en el que también se puede jugar o cantar. Arepita de manteca es un libro que propone un juego sencillo que convoca a la familia alrededor del alimento, las palabras y su sonoridad. Desde su propuesta visual sugiere una historia en dos planos que narra una salida a comer en familia, sugiere el vínculo afectivo que implica la lectura y su contenido poético necesario para armonizar un día común entra papás, cuidadores, hermanos e hijos.

Aunque es un libro álbum, también es poesía y canto; con seguridad propiciará experiencias alrededor de la palabra, el alimento y el afecto.

 

Ay, mi amor, de Pilar Posada, con ilustraciones de Juana Medina

 

 

“Los bebés necesitan alimento para el cuerpo: leche, papillas, sopas; y para el alma caricias, palabras y canciones”, dice la pedagoga y autora del libro Pilar Posada. Esta propuesta literaria sugiere cómo el valor de la poética y la voz en la vida de los más pequeños son unos de los elementos fundamentales para el desarrollo de los niños –como la apertura a la cultura y la oralidad.

Este libro, que está acompañado de un disco compacto, recopila versos, melodías, movimientos y rimas que permitirán experiencias diversas. Lo anterior expande la lectura a otros lenguajes propios de la infancia que permiten el encuentro con el otro, el libro y su entorno.

 

Yo tenía 10 perritos, de Paloma Valdivia y Carles Ballesteros

 

 

Jugar con las palabras es posible mientras exista una excusa para compartirlas –los momentos cotidianos pueden ser una ocasión: se puede cantar con los niños mientras ellos comen, caminan, mientras esperan en una sala médica o mientras pasa el bus. Yo tenia 10 perritos, además de ser una canción, es un libro. Su edición en cartoné sugiere su lugar en los juegos y lecturas de los más pequeños.

Sus páginas contienen un juego de rimas con números y sus ilustraciones complementan cada situación, convirtiendo también esta pieza literaria en un juguete.

 

Cancionero infantil, de Marta Vidal, con ilustraciones de Noemí Villamuza

 

 

Las nanas, arrullos y canciones hacen parte del universo infantil y de la memoria colectiva y cultural de la infancia. La difusión de estas narraciones es fundamental para preservar el patrimonio inmaterial que rodea a los niños y niñas. Por eso, con base en lo anterior, el Cancionero Infantil es la mejor oportunidad para celebrar la oralidad y la cultura; cada una de sus páginas regala versos escritos e ilustrados con el mayor cuidado y calidad estética y literaria.

El libro está acompañado por un disco compacto que narra sonoramente los versos. Es una pieza que podrá acompañar los momentos íntimos en familia y ambientar sonoramente cualquier espacio donde transcurra la infancia.

 

Choiba, las muñecas negras de Quibdó

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Hace 20 años cuatro mujeres desplazadas por la violencia empezaron a fabricar muñecas de tela en un campamento para desplazados en Quibdó; una voluntaria alemana les enseñó cómo hacerlas: cómo tejer, cómo unir las partes, qué materiales usar. Después de muchos años de trabajo estas mujeres, unidas y bajo el nombre de Choiba, encontraron en la elaboración de muñecas la oportunidad de compartir entre ellas, de desahogarse y de transmitir su cultura a todos los niños.

Todas las semanas en una casa de Quibdó se reúnen siete mujeres y un hombre para tejer las muñecas negras en punto en cruz, forma popular de bordado en la que se usan puntadas que quedan en forma de equis. Las muñecas de Choiba tienen camisetas y zapatos tejidos en croché, ojos saltones, boca roja, faldas coloridas, collares, aretes, chaquiras o pañoletas en el pelo.

Cuando yo me desplacé, me desplacé con el compañero y mi hija. Vivíamos en Río Sucio (Chocó) cuando aparecieron los paramilitares a amenazarnos. La mayoría cogimos para Quibdó y fue muy duro, mucha discriminación; para unos éramos desplazados y para otros guerrilleroscuenta Edelmira Robledo Moya, quien lleva 18 años con Choiba

El pelo de las muñecas es en oveja virgen y son cosidas a mano; su pelo es tan moldeable que puede decorarse, mimarse y peinarse con chaquiras, pañoletas de colores, moñas y cauchitos. Las muñecas son de tela, tipo franela, material que no se consigue fácilmente en Quibdó –como cuenta Edelmira: una señora les hace el favor de conseguir el material en Bogotá y de enviárselos; por eso, cuando hay poco material elaboran mínimo dos muñecas al mes, pero cuando tienen los insumos, llegan a hacer 50.

 

Las muñecas son muy populares entre las niñas y, afirma Edelmira, las escogen porque se parecen a ellas: con su pelo “quieto”, como ella misma se refiere, su color negro y sus pintas muy propias de la región: faldas de flores, con puntos o formas geométricas de colores. Los muñecos, por su parte, usan guayabera y pantalón de colores y su pelo también puede ser peinado o rapado.

«Como somos de acá del Chocó y acá todos somos negros hacemos estas muñecas para distinguirlas de las muñecas de afuera, de las muñecas de pasta… Para recordar nuestras raíces. Por ejemplo, cuando yo tenía 3 o 4 años mi mamá me cosió una muy parecida de trapo y con eso era que yo jugaba, confiesa Edelmira.

El mayor comprador y distribuidor de muñecos de Choiba es James Rodríguez –el vendedor, no el futbolista–, quien tiene un punto de artesanías en el aeropuerto de Quibdó: Artes del Pacífico. Allí, gracias a las mujeres creadoras de Choiba, demuestra que, como dice Mary Grueso, en La muñeca negra, lo negro es sinónimo, también, de belleza:

“Pero mamá… Yo quiero una muñeca, que sea de mi color, que tenga los ojos de chocolate y la piel como un carbón”.

 

Como concluye Betty Osorio en su texto La narrativa de Mary Grueso Romero: poéticas y políticas de la identidad étnica del Pacífico colombiano, “las estéticas y éticas de lo negro son producidas localmente y por ello logran su objetivo: dan sentido a nivel personal y demuestran la agencia de conocimientos y recursos propios, son expresiones de procesos del Litoral Pacífico que invierten la noción de sus habitantes como incapaces de tomar las riendas de su propio destino. Al enfrentar fuerzas globalizadas, los conocimientos y las éticas y estéticas locales son tomadas en cuenta como conocimientos indispensables para mantener saludables tanto los territorios culturales como ecológicos”.

La muñecas de Choiba son la representación de ese trabajo local, pero, además, la representación de una cultura, sus tradiciones, su estética y, claro, de la transmisión de esa información –esos recursos– hacia los niños a través del juego.

 

5 libros infantiles de la colección Leer es mi Cuento para hablar de diversidad

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Por Alejandra Forero, líder de las salas de lectura para primera infancia, Dirección de Artes, Ministerio de Cultura.

 

Entender y vivir la diversidad en la primera infancia –y en la vida, en general– es un trabajo que requiere atención, empatía y juego –¡muchos juegos e historias! A continuación compartimos 5 libros infantiles de la Colección para primera infancia Leer es mi Cuento, que están disponibles en las bibliotecas públicas del país, para que los niños, a través de sus padres, cuidadores, maestros y amigos, comprendan la diversidad en la vida como una oportunidad para ser mejores –con uno mismo y con los demás.

 

La niña que caminaba entre aromas, de Ariel Andrés Almada y Sonja Wimmer (Colección 2015)

Ver el mundo a través de los aromas, sentir los colores y caminar entre sensaciones hace que Ana se sienta diferente. “Cuando Ana nació, todo estaba a oscuras” y con el pasar de los días, entre tropiezos, aprendió a ver con su nariz, sus manos, su oído, su lengua, pero sobre todo con su intuición. Acompañada por su abuela Ana encuentra en la cocina el mejor lugar para crecer y crear. Ella descubre que sus recetas son más que alimentos para el cuerpo y logra capturar en sus preparaciones toda la magia que lleva la comida. Sus platos evocan, transmiten emociones y logran hacer feliz el corazón.

Este libro ilustrado propone una narrativa poética llena de metáforas y experiencias que nos permiten encontrarnos con el sonido, la temperatura y el sabor de los colores. Las imágenes desbordan las páginas y generan un ritmo exquisito de observar, leer y degustar.

Es la lectura perfecta para descubrir que existen infinitas formas de ver y sentir.

 

Monstruo rosa, de Olga de Dios
(Colección 2015)

“Antes de nacer ya era diferente a los demás”, confiesa Monstruo Rosa. El protagonista de esta historia soñaba con un lugar distinto: desde que era un huevo, su color, calidez y extravagancia chocaban con su monocromático mundo; así, pues, decide emprender un viaje que permite descubrir la maravilla de lo diverso: la historia invita al trazo y a la aceptación del otro.

La lectura de esta narración es perfecta para acompañar la comprensión de lo diverso, lo distinto y las infinitas posibilidades de ser, crecer y pensar lo que nos hace únicos, pero a la vez semejantes. Monstruo rosa es un ejemplo de libro álbum que invita en sus páginas, cuidadosamente compuestas con el texto  y las imágenes, a narrarse, encontrarse y redibujarse desde la diferencia.

 

Gordon y Tapir, de Sebastian Meschenmoser
(Colección 2016)

La historia comienza antes del título: las guardas, en las primeras hojas del libro, nos anticipan lo que está a punto de suceder. Gordon es un pingüino muy ordenado, pero vive con Tapir, su simpático amigo, para el cual el orden no es muy importante; y lo anterior es un problema para la convivencia de los dos. La historia narra cómo, de la manera más armoniosa y sencilla, Gordon y Tapir logran comprenderse y seguir siendo amigos, aún cuando no soportan algunas cosas del otro.

Este libro álbum ofrece piezas ilustradas que desde el primer momento involucran al lector en la historia. El color que narra la tristeza y la dificultad en las páginas le da un ritmo a la lectura visual que, además de ser exquisito a la vista, es una propuesta para descubrir que la diferencia no es un problema en la relación con los otros.

Esta historia corta contiene la cotidianidad de la vida y la necesidad de encontrarnos desde las semejanzas, el afecto y la comprensión de las muchas formas de vivir. Es el relato perfecto para acompañar el derecho a la particularidad y la libertad de ser.

 

Jimmy, el más grande, de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng
(Colección 2015)

Jimmy vive en un pueblo del Pacífico colombiano. Su vida transcurre frente al mar y entre su pasión por el boxeo, sus amigos y familia. Jimmy nos muestra amablemente –entre los versos y la sonoridad particular y maravillosa del Pacífico– el lugar en que nació y en donde aprendió a boxear: el gimnasio que lo acogió y lo vio crecer. Al pasar las páginas el libro muestra cómo Jimmy se hace adulto y cómo algunas personas de su pueblo parten buscando otros caminos.

Esta pieza literaria es un viaje por la región del Pacífico. La calidad de sus ilustraciones nos permiten hacer parte de la historia de Jimmy y su pueblo: los detalles de las casas, el mar y los habitantes nos llevan conocer otras formas de habitar, de crecer y de establecerse. Es una invitación a reconocer el lugar en el que estamos, transformarlo desde nuestro día tras día y, sobre todo, es una invitación a hacer posibles sueños que involucran a la comunidad:

“Escuchen lo que digo:
mi nombre es Jimmy.
No hablo de sombra,
no hablo de más.
Mi puño es recto,
mi palabra veraz”.

 

Adelaida, de Tomi Ungerer
(Colección 2015)

Adelaida nació con alas, nada extraño si fuera un ave, pero Adelaida es una canguro. Aunque los padres de Adelaida se ven angustiados ella siempre vio su “diferencia” como una gran ventaja, así que pronto voló y a través de su viaje nos muestra la fuerza de la independencia. En el camino se encuentra con otros viajeros que son momentáneamente sus compañeros y cada uno le ayuda de alguna forma. Adelaida usa sus alas para ayudar a otros, pero también para lograr lo que sueña.

Es una historia sencilla en su composición gráfica y literaria, pero que transmite la esencia de lo que es su personaje. A través de sus expresiones se conoce a Adelaida y con el pasar de las hojas de aprecia no solamente su empatía, sino su capacidad de hacer de sus alas su mayor cualidad.

Es un relato que sitúa la diferencia desde la independencia, la libertad y la convicción.

 

No somos angelitos, un libro sobre el síndrome de Down y sus lugares «no comunes»

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No somos angelitos es la historia de un niño con un cromosoma de más que llega a un nuevo hogar. Allí recibe cumplidos de los familiares, amigos, conocidos y extraños: “¡Es un sol!”, “¡Es un tesoro!”, “¡Maravilloso!”, dicen una y otra vez: “¡¡Es un angelito!!”. ¿Angelito? Esta es la pregunta que se hace Gustavo Ariel Rosemffet –Gusti–, autor e ilustrador argentino, en su más reciente libro.

No somos angelitos es una historia que rebate los estereotipos y las formas con que las personas se refieren a los niños con síndrome de Down. Apoyándose en el humor, Gusti va revelando la complejidad de un niño que a ratos es muy cariñoso y en otros momentos es furioso, feliz, o irritable: no como un angelito, sino, más bien, como cualquier niño.

Con su sencillez y espontaneidad Gusti habló para MaguaRED, en exclusiva. Con esta entrevista apoyamos la conmemoración del Día Mundial del Síndrome de Down.

 

¿Cómo nació No somos angelitos?

Empecé a hacer unos dibujos en broma, en libretas, cada vez que Malko hacía una de las suyas, unas travesuras muy heavy metal, las iba dibujando y apuntando. Hace unos años me llegó un catálogo de una asociación de síndrome de Down y muy bonito todo: ¡fotos preciosas! Lleno de ese aura alrededor de los chicos con síndrome de Down, “que son angelitos”, “que son un diseño perfecto”, todos esos adjetivos que dicen de todo corazón, pero que para mí son etiquetas que no son auténticas.

Me sigue pasando con Malko que en la calle me miran con esa cara, con ojos compasivos. Y si el niño va y abraza a alguien en el autobús dicen “qué niño más increíble”, pero así como no tienen el filtro para darte un abrazo, no lo tiene para hacer tonterías como todos los niños.

Entonces, como a mí me gusta poner el dedo donde molesta un poco, quise hacer algo con las travesuras de Malko que venía dibujando; de ahí nació la idea de hacer el libro. Fue un proceso de un par de años en el que le di varias vueltas a la historia, pero el dibujo, la síntesis del personaje, un niño con síndrome de Down, que no es fácil de dibujar, lo conseguí con esa especie de “mamarracho”, que para mí representa lo que son estos niños.

Hay muchas formas de tratar la inclusión, hay líneas que optan por el «todos somos iguales», otras se van por el «todos somos diferentes». ¿En dónde se ubica el libro?

Al final, aunque quería hacer un libro más salvaje e incisivo, se suavizó. El libro tiene bastante humor, pero el mensaje está claro: el estereotipo es una forma de discriminación, es discriminación positiva si así se quiere, pero no deja de ser discriminación.

Si estamos trabajando el tema de inclusión hay que decir las cosas como son, no siempre llevarlo a un terreno bonito y bien presentado, hay que decir las cosas bien, para mejorar. A nadie le gustan las etiquetas. De alguna forma, así, divertida, podés sacar el tema y poner a reflexionar a la gente con algo que no es tan evidente.

¿Cómo se creó esta idea de que los niños con síndrome de Down son seres angelicales, perfectos?

Hace más de 50 años cuando nacía una persona con síndrome de Down para la familia era una carga muy pesada, los encerraban para que no los vieran, eran los tontos del pueblo. Las instituciones crearon una especie de paternalismo acompañado de la idea de que ellos no podían valerse solos, de ahí viene eso. Ahora por suerte las cosas han cambiado. Ya estamos en otra época, hemos avanzado muchísimo, pero ahora nos pasamos hacia el otro lado: ahora, de golpe, un chico con síndrome de Down que por los motivos que sean, por su estimulación, sale con un gran talento, enseguida dicen “persona con síndrome de Down resalta” y ese punto tampoco me parece bueno, condiciona. Muchas personas piensan que si los llevas a hacer de todo el niño va a salir un genio y me parece que es un error. Ellos no dejan de tener síndrome de Down. Todos jugamos al fútbol, pero Messi hay uno solo. Los genios son casos aislados que no representan al colectivo. El colectivo es lo que es.

El libro habla de las aventuras de este niño, pero las preguntas que surgen de la lectura son sobre la condición humana. ¿No somos angelitos es un libro sobre la condición humana?

En realidad lo que busca el libro es cambiar un poco la mirada. En el fondo no es más que eso, es ver que tenés una persona, punto, con la condición que tenga. Cuando aparece una persona con síndrome de Down en una clase, esa clase se enriquece de esa relación y a su vez sus padres; se van creando fractales que se van ampliando de pequeños grupos de la sociedad. Lo noto cuando me encuentro con niños que nunca tuvieron contacto con niños con síndrome de Down o sus familiares, ellos reaccionan con la forma cómo los miran, le tienen un poco de miedo a lo diferente, no saben bien qué hacer o no hacer. Diferente a los padres que han tenido contacto o a lo niños que tuvieron contacto, para ellos es bastante normal, les pueden gustar o no. A veces no son angelitos, a veces les hacen cosas al otro, a un compañero y no les gusta y se pelean y eso está bueno porque cuando sean más grandes es lo que les va a pasar en la sociedad. Habrá gente que los va a aceptar, gente que los van a mirar raro, gente que no los va a aceptar y eso pasa con personas de todas las condiciones: con un inmigrante, con los negros, gordos, flacos… Es un tema de identidad.

No somos angelitos fue editado por OCÉANO y ya se encuentra en librerías del país.

5 libros infantiles para acompañar momentos difíciles

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Por Alejandra Forero, líder de las salas de lectura para primera infancia, Dirección de Artes, Ministerio de Cultura.

Algunos momentos difíciles no tienen palabras fáciles para entenderlos. La enfermedad, la muerte, la tristeza, la preocupación, la ausencia y la vergüenza son sentimientos y situaciones que los adultos muchas veces no pueden transmitirles a los niños –dadas sus complejidades y dado el sentido de protección que existe sobre los más pequeños. Los libros infantiles son una buena herramienta para aterrizar y apaciguar aquellas ideas. Seleccionamos 5 libros infantiles para acompañar momentos difíciles.

 

Adivina cuánto te quiero

Autora: Sam McBratney. Ilustradora: Anita Jeram. Editorial: Kókinos.

 

Este libro es para los momentos en que es necesario estar acompañado por las palabras, las expresiones de afecto y, por supuesto, las personas que más nos aman. Es una historia sencilla pero cargada de sensaciones que permiten expresar los sentimientos más sinceros. Madre e hijo conejo juegan a ver quién se quiere más; para esto buscan medir de varias formas su amor por el otro. Adivina cuánto te quiero es una de las obras más importantes de esta ilustradora y lleva varios años siendo leída por los más pequeños y también por los más grandes: es una historia sin edad, que es precisa de leer siempre, y cuando se quiera amar a alguien.

A través de este libro se pueden detonar las expresiones de cariño que muchas veces son el alivio perfecto para afrontar un momento difícil.

 

La gran pregunta

Autor e ilustrador: Wolf Erlbruch. Editorial: Kókinos. Libro de la colección especializada para primera infancia.

 

Una gran pregunta puede tener una gran respuesta. El protagonista de esta historia se hace una pregunta que tiene múltiples respuestas, pero al final recibe la esperada. Una historia para compartir en momentos de incertidumbre, donde las dudas abruman. Siempre es importante contar con una compañía que pueda preguntarse por cosas de la vida y que a cada respuesta le ponga un toque de cariño y afecto.

Es uno de los libros de Wolf Erlbruch, gran ilustrador de literatura infantil que con su narrativa visual muestra un libro exquisito para la vista y el oído. Es preciso para responder por qué estamos aquí.

 

Yo, Ming

Autor: Clotilde Bernos. Ilustradora: Nathalie Novi. Editorial: Kókinos.

 

Esta historia tiene como protagonista un abuelo y una nieta. Las páginas muestran qué sería de él si no fuera abuelo y aunque hay muy buenas opciones él prefiere tener entre sus brazos a su nieta. Con una gran composición pictórica y una narrativa literaria poética Yo, Ming es una obra para acompañar cualquier momento que requiera una dosis extra de amor y cariño. Sus páginas ilustradas permiten hacer parte del imaginario de Ming y por supuesto disfrutar de la voz –en lo posible en brazos de quien más se ama– para poder aliviar y llenar los días más difíciles.

 

La vocecita

Autores: Michael Escoffer y Kris Di Giacomo. Editorial: Kókinos.

 

El humor trae alivio a los momentos difíciles. Camaleón, el protagonista de esta historia, escucha una voz bastante particular después de cometer un “pequeño desacierto”. Esta lectura puede llegar en momentos en los que la vida necesita de risas y compañía.

Es un libro que puede ser leído a tres voces y que por la particularidad de su historia traerá sorpresas y sonrisas.

 

Algún día

Autor: Alison Meghee. Ilustrador: Peter H. Reynolds. Editorial: RBA.

 

Es un libro perfecto para celebrar el amor entre dos seres. Algún día es contado por una madre que mira, a través de los días, el crecer de su hija: los anhelos y recuerdos que han acompañado su caminar. Es una narración que fluye entre textos cortos e ilustraciones sencillas que permiten inspirarse y acompañar momentos en los que sea necesario volver atrás y recordar.