En la localidad de Bosa, en Bogotá, la Fundación Éxito y la Fundación Arka se unieron desde 2006 para trabajar con mujeres embarazadas y familias con niños de hasta 2 años en el programa Gestación y Lactancia Sana. Esta iniciativa busca educar a las personas de la zona acerca del desarrollo integral que se da durante la primera infancia, vincular de manera activa y afectiva a padres y madres en los procesos que lo propician y garantizar con ello que este desarrollo se dé en los niños de la región, lo que tiene un impacto tanto en el núcleo familiar como en la sociedad de la que hacen parte.
En todos los casos las mujeres y niños asisten dos horas por semana a unos 44 talleres por año. Todo empieza desde la gestación, cuando se les habla de vínculo primario, salud primal, parto humanizado y cuidados durante el puerperio (que es el periodo de seis semanas que toma la total recuperación del aparato reproductor después del parto). Cuando el bebé nace y hasta que cumple los 6 meses los talleres se enfocan en desarrollo de la confianza, amamantamiento, necesidades básicas satisfechas, desarrollo y crecimiento, y seguimiento al desarrollo. De 6 a 12 meses se suma la alimentación con afecto, las competencias de un buen cuidador y en todos los niveles se habla de sanación emocional, así como de todo lo que tiene que ver con comprender las diferentes etapas del desarrollo del bebé y las habilidades que tendrán que adquirir los padres o los cambios que deberán enfrentar.
En los grupos con niños de 1 a 2 años surgen temas como el buen trato, principios básicos de la crianza positiva, seguimiento al desarrollo, prácticas de cuidado y estrategias de juego y vínculo. Y cuando los niños superan esta edad la Fundación los ingresa a otro programa paralelo al colegio que son los clubes infantiles, prejuvenil y juvenil, con el propósito de seguir acompañándolos para fortalecer todas sus potencialidades y así continuar de la mano de las instituciones educativas y las familias con el objetivo aún latente de procurar su educación, instándolos a soñar con una carrera universitaria y proyectarse para la vida adulta.
Es como tomar una semilla, regarla y no abandonarla cuando se convierte en planta. Hace falta siempre más agua y luz para que dé flor.
Lactancia, el primer paso para fortalecer a la familias
El trabajo de la Fundación Arka es loable no sólo por acoger a poblaciones vulnerables, sino precisamente por considerar que una vez entras a guiar una vida, debes continuar. Además de buscar disminuir la desnutrición infantil en un territorio, hace conscientes a los que lo habitan de la importancia de la alimentación como una inversión que surte efecto durante toda la vida, mientras los dotan de las herramientas para hacerlo posible. La lactancia, por supuesto, es el primer y más firme paso.
Según Janeth Preciado, psicóloga de la fundación, los miedos más comunes a los que se enfrentan las mujeres antes de amamantar son el dolor y la incapacidad de suplir las necesidades del bebé, por eso se les enseña cómo funciona el cuerpo y cómo se da biológicamente lo que llaman el circuito de la oferta y la demanda, que demuestra cómo en la mayoría de mujeres (mientras no tengan complicaciones específicas de salud) se da de manera natural la producción de toda la leche que el bebé pide al succionar y continuar succionando. En esto influyen también factores psicológicos, tanto para la madre como para el hijo, por lo que se hace énfasis en la confianza, la atención consciente, oportuna, adecuada y amorosa a las necesidades básicas que demanda el bebé, así como el acompañamiento de los familiares en todos estos momentos.
Ninedly Huepa, una de las madres de 19 años beneficiarias de la Fundación Arka, comenta: “La lactancia es la entrega amorosa de una madre hacia su hijo, es el primer vínculo de amor y la entrega total. La primera vez que lacté a mi bebita tenía muchos nervios por no poderlo hacer bien y, aunque sentí un poco de dolor, le ofrecí lo mejor de mí. Tiempo después sentí que era necesario. Cada vez que la lactaba sentía que podía protegerla, hacerla fuerte y darle mucho amor. Era muy bonito el momento que ambas disfrutábamos y nos sentíamos felices. Le hablaba y le hacía saber lo mucho que la amo. Siempre seré su apoyo, además sé que hay y habrá un vínculo tan fuerte que a pesar de que crezca, estaremos unidas por un lazo de amor por siempre”.
Uno de los casos más reveladores y exitosos es el de Diana Ballesteros, quien llegó al grupo de gestantes a sus 22 años embarazada de gemelos. Madre soltera, asustada, pero con la genuina intención de ser una buena madre, buscó en Arka el apoyo que requería para comprender todo lo que estaba a punto de suceder. Al nacer sus gemelos prematuros se enteró de que tenía un pezón invertido, por lo que solo uno de sus senos estaba habilitado para lactar. Estaba muy preocupada y los primeros días fueron de intenso dolor, y con el paso de las horas aumentaba su temor de no poder lactar a sus bebés y que se descompensaran nutricionalmente. Sin embargo, Saralicia Guarín, la nutricionista que la atendía en la Fundación, empezó un proceso con Sonia, la mamá de Diana. A sus 42 años la abuela aún podía generar leche materna y esto se daría gracias a la succión de los bebés. ¡Y lo lograron! Tres semanas después de haber iniciado esta labor Sonia ya lactaba a sus nietos, con lo que la alimentación de Dilan y Alan, y en general todo el cuidado y amor que necesitaban, fueron tarea de toda la familia. Ahora los niños tienen 2 años y están en adecuadas condiciones antropométricas y de desarrollo.
¿Conoces en tu municipio instituciones que también acompañen a familias gestantes, lactantes o con niños en primera infancia? Nos gustaría conocerlas y compartir su experiencia a través de MaguaRED. Cuéntanos en los comentarios o a través de nuestra página de Facebook 🙂